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VOL. 75 (1), 65-76, 2009  EL PREMIO NOBEL DE FISIOLOGÍA O MEDICINA 2008...

Virus). Finalmente, Gallo reconoció que ‘probablemente’ algunos cul-
tivos de su laboratorio se habían contaminado con una muestra viral
enviada por el Dr. Montagnier. Aunque en 1987 llegaron ambos cien-
tíficos al acuerdo de repartirse en un 50% la gloria del descubrimien-
to, es muy posible que la situación creada haga inviable la posibilidad
de que reciban el Premio Nobel que el descubrimiento bien merecía”.

    Afortunadamente me equivoqué porque la Asamblea Nobel del
Instituto Karolinska ha roto el nudo gordiano de forma muy diplomáti-
ca acogiéndose a las normas institucionales que, de no tratarse de un
premio otorgado a un colectivo, impiden galardonar con el premio a
más de tres personas en el mismo año. Así, al otorgar la mitad del pre-
mio al Dr. zur Hausen por su investigación en los virus del polioma cau-
santes del cáncer de cuello de útero y la otra mitad simultáneamente a
los doctores Barré-Sinoussi y Montagnier por su investigación sobre el
virus de la inmunodeficiencia humana ya no cabía el Dr. Robert Gallo.

    En 1981 se describió en California y Nueva York un nuevo y pre-
ocupante síndrome que presentaban grupos de hombres jóvenes que
previamente habían estado sanos y cuyos síntomas clínicos no se
habían encontrado previamente en dicha población. En 1982, un grupo
de trabajo dirigido por los Centros para el Control de Enfermedades
(CDC Task Force) definió la nueva enfermedad como “síndrome de de-
ficiencia inmune adquirida” (AIDS) (6). Posteriormente el CDC con-
cluyó que el AIDS se extendía globalmente especialmente en pobla-
ciones de homosexuales y de consumidores de drogas por vía
intravenosa, pero que también se daban casos entre heterosexuales, he-
mofílicos e inmigrantes procedentes de Haití. La inmunodeficiencia se
asoció con la rápida eliminación de células T CD4+ y de células pre-
sentadoras de antígeno. Como evidencia de la eficacia de la investi-
gación científica y clínica, en dos años se logró identificar la causa del
AIDS.

    Volviendo a la controversia sobre la exclusión del Dr. Gallo del Premio
Nobel, el nudo gordiano científico no se rompió de un tajo de espada
como dice la leyenda que Alejandro Magno hizo con el nudo del rey
Gordias de Frigia, sino deshaciéndolo con paciencia, siguiendo paso a
paso, cronológicamente, todas las investigaciones. Para justificar de al-
guna manera, si cabe, el desengaño que habrá sufrido sin duda el Dr.
Robert Gallo al verse excluido del galardón, en la extensa exposición

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