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VOL. 74 (1), 51-64, 2008  LOS HALÓGENOS, ¿MATERIA MINERAL FARMACÉUTICA?

pesar de las ofertas lucrativas realizadas después por parte de otras
cinco universidades.

    El reconocimiento por parte de Dobereiner de la relación entre
los pesos atómicos (pesos equivalentes) y las propiedades químicas
(25-28) es la contribución mejor conocida por profesores y estudian-
tes de química, y de hecho, es invariablemente mencionada en los
textos introductorios como uno de los muchos predecesores de Dmi-
trii Ivanovich Mendeleev y su clasificación periódica de los elementos
químicos. Dobereiner comprendió el significado de lo que Jeramias
Benjamín Richter denominó estequiometría «el arte de medir los ele-
mentos químicos», y muy pronto llevó a cabo estudios estequiométri-
cos y determinó los pesos de combinación (atómicos o equivalentes)
de muchos elementos que compiló en un libro publicado en 1816. En
una carta a Goethe, fechada en 30 de septiembre de 1816, menciona
por primera vez lo que se convierte en sus Dreiheit (triadas) (25).

    Dobereiner demostró en 1817 que el equivalente de estroncio,
42,5, es la media aritmética de los de calcio, 20, y bario, 65. En 1829,
en el trabajo titulado «Un intento de agrupar sustancias elementales
de acuerdo con sus analogías» extendió este tipo de relaciones nu-
méricas a otros grupos de elementos químicos similares (que Leo-
pold Gmelin denominó más tarde triadas en sus Handbuch der
Chemie), tales como azufre-selenio-teluro, litio-sodio-potasio, cloro-
bromo-iodo, y osmio-iridio-platino (25-27).

    Las triadas de Dobereiner despertaron en principio una escasa
atención, pero fue el primero de muchos intentos de realizar una
ordenación sistemática y racional de los elementos químicos que
tras Pettenkofer, Dumas, Kremers, Gladstone, Cooke, Lenssen, Bé-
guyer de Chancourtois, Newlands, Mercer, Carey Lea, Holding e Hin-
richs, entre otros, culmina en la obra definitiva de Lothar Meyer,
Mendeleev y Moseley (25).

    En 1820, dadas las relaciones entre los científicos y las múltiples
publicaciones de trabajos y resúmenes, la información podía trans-
ferirse de unos países a otros con una velocidad y eficiencia sorpren-
dente, incluso para la era Internet. El descubrimiento por Doberei-
ner de la acción del negro de platino sobre el hidrógeno, fenómeno
que el gran químico sueco Berzelius denominó catálisis, es un claro
ejemplo. Comenta éste en su revista de abstracts: «Desde cualquier

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