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VOL. 72 (2), 317-341, 2006  SULFONAMIDA: EL GRUPO MÁGICO

    No obstante, el error estructural sirvió para desarrollar las sulfa-
midas, como veremos más adelante. El Salvarsan fue el primer qui-
mioterápico auténticamente eficaz para el tratamiento de la sífilis,
que supuso el final del azote de la enfermedad. Sin embargo, el ad-
venimiento de la penicilina en los años cuarenta, con menos efectos
colaterales, supuso a su vez el final del Salvarsan.

    Al principio de la década de los treinta, Domagk decidió aplicar
la teoría de Ehrlich de la bala mágica, por lo que continuó buscando
colorantes capaces de matar a las bacterias. Uno de los que testó fue
el Prontosil Rubrum, producto fuertemente rojo sintetizado ante-
riormente por dos químicos de la I. G. Farben, Clarer y Mietz.

                                                     FIGURA 10

    Domagk pensó que, puesto que el grupo sulfonamida favorece la
unión del colorante con la lana, el Prontosil también podría unirse
fuertemente a las bacterias. Lo probó frente a ratones infectados con
Staphylococcus aureus, infección letal en este roedor, consiguiendo
que todos ellos continuaran viviendo.

    Este resultado auténticamente espectacular para la época, movió
a Domagk a probarlo en seres humanos. Se ha dicho que la primera
fue su hija, a la sazón enferma de septicemia, una infección genera-
lizada del organismo con un pronóstico muy negativo, y que gracias
al Prontosil Rubrum consiguió salvarla.

    No obstante lo anterior, flotaba en el aire un misterio sin resol-
ver. Cuando se probó la actividad in vitro del colorante, se encontró
¡que era totalmente inactivo! Científicos de Instituto Pasteur de París,
con Fourneau al frente, pensaron en la posibilidad de que el Pron-

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