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MARIO SAPAG-HAGAR AN. R. ACAD. NAC. FARM.
selección natural, con un poder explicativo que supera sus alcances
biológicos en las etapas del camino de la inteligencia y del vivir en
comunidad. Esto demanda el desarrollo sostenido de una biología
del mañana en una triple dimensión: humana, biológica y social,
además de las descripciones de los mundos físico y cultural coexis-
tentes con el biológico. Se va configurando así un nuevo paradigma
capaz de explicar con mayor nitidez la realidad y sus repercusiones
en temas tan cargados de discusiones y conflictos como los de la
moral, el mercado, la propiedad, etc. (37).
La revolución científico-técnica, que evoluciona paralelamente
con la sociocultural, no debe prescindir de una ciencia impregnada
de profundo humanismo y moralidad: debemos aspirar no sólo al
Homo sapiens (ciencia) y al Homo faber (técnica) sino también
al Homo humanus de Cicerón y al Homo moralis de Aristóteles. In-
cluso en estos tiempos en que se estima que, en la lógica económica,
puede descansar la base del éxito de la humanidad debido a lo de-
cisivo, fundamental y dominante que se ha tornado en todas partes
el punto de vista económico, se habla de una variante del Homo
faber, el Homo economicus. Éste no se contenta con sólo satisfacer
sus necesidades, sino que se dedica además a despertar necesidades
(muchas veces bajo la consigna «¡haz dinero, hijo mío!»). Según
Shogren y cols., de la Universidad de Wyoming, hay evidencias de
que el comercio y la especialización son las razones por las que el
Homo sapiens desplazó a sus antepasados y se constituyó en la es-
pecie dominante: no fueron ni las pinturas en cavernas ni las mejo-
res puntas de lanza las que llevaron al H. sapiens a la dominación.
Fue un sistema económico mejor, realizado hace 40.000 años y que
los hombres de Neandertal no hicieron o al menos no hay prueba
alguna de que lo hubieran practicado.
El ser humano sigue evolucionando biológicamente en un pro-
ceso que es continuo y cuyas condiciones son la diversidad genéti-
ca y los cambios ambientales y, al igual que para las demás especies,
si no es capaz de adaptarse a los cambios del ambiente su destino
sería la extinción. Sólo en el ser humano se puede llevar a cabo la
adaptación al ambiente por medio de la cultura y lo hace más efi-
cazmente que el método biológico por ser más rápido y poderoso
que éste.
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