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VOL. 72 (2), 235-281, 2006 LA EVOLUCIÓN Y EL ASCENSO BIOQUÍMICO-MOLECULAR...
variación y herencia, y dado que algo de la variación afecte al éxito de
esas entidades en la supervivencia y en la multiplicación, entonces esa
población evolucionará, es decir, la naturaleza de sus entidades cons-
tituyentes cambiará con el tiempo. Si la herencia fuese exacta, el cam-
bio evolutivo acabaría disminuyendo y terminándose; la continuación
de la evolución requiere que la herencia sea inexacta, de modo que
surjan nuevas variantes de vez en cuando (17).
Tras un silencio relativo originado a comienzos del siglo XX el
darwinismo, bajo la forma denominada «neodarwinismo» o «teoría
sintética de la evolución», se convirtió en la doctrina universalmente
aceptada de la biología, avalada por nuevos tipos de pruebas ecoló-
gicas, paleontológicas, genéticas y embriológicas. Esta concepción
evolucionada de la biósfera emergida de las diferentes pruebas plan-
teaba, sin embargo, la interrogante relativa al origen mismo de la
vida en nuestro planeta (18), situación que, en lo principal, conside-
raremos a continuación.
La etapa de cosmogénesis había provisto las moléculas y con-
diciones para posibilitar el desarrollo de la vida (biogénesis). La
evolución química había generado mediante los elementos C, H, O,
N, etc., los compuestos orgánicos (aminoácidos, bases purínicas
y pirimidínicas, etc.) que habrían permitido el escenario que hizo
posible, más adelante, la síntesis de ácidos nucleicos, péptidos y,
a la postre, proteínas con funciones de creciente especificidad de
acción (enzimas, proteínas contráctiles, etc.) hasta la generación
de seres vivos desde una célula o un microorganismo primitivo hasta
el hombre.
El primer paso hacia la vida lo constituyó la generación química
de compuestos orgánicos, es decir, compuestos que contienen carbo-
no. Al comienzo, el oxígeno estaba ausente de la atmósfera primitiva
por lo que los compuestos orgánicos, que reaccionaron fácilmente,
pudieron formarse de manera más expedita.
El escenario clásico para explicar el origen de la vida surgió de
la proposición de Oparin y Urey al plantear que al comienzo existió
una atmósfera reductora en la cual se pudo producir síntesis or-
gánica. S. Miller y colaboradores demostraron que, bajo esas condi-
ciones y con un adecuado aporte de energía, se podía producir un
«conjunto de unidades de construcción para originar la vida». Qui-
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