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VOL. 71 (1), 45-82, 2005 VÍA DE LA UBIQUITINA-PROTEOSOMA
proteínas pueden ser «sumoiladas», es decir, se les coloca la marca
o etiqueta SUMO. Estas proteínas ya no se degradan, SUMO les ha
cambiado su destino intracelular. Por ejemplo, una proteína de cito-
plasma que está «sumoiliada» puede ir a núcleo y allí regular la
transcripción del DNA.
Proteolisis: la señal de destrucción
Hasta los primeros años ochenta del pasado siglo, la degradación
proteica fue un área de investigación poco atendida por los científi-
cos, ya que la mayoría de ellos se encontraban ocupados en descri-
frar el código genético y su traducción al proteoma. Se pensaba que
la destrucción de las proteínas celulares era un proceso terminal no
específico. Aunque se sabía que las proteínas tenían que destruirse,
no se apreció entonces, en toda su magnitud, la especificidad del
proceso y su repercusión en el control de numerosos procesos celu-
lares. El descubrimiento del lisosoma por Christian de Duve no pro-
dujo cambios significativos en estas ideas, ya que estaba claro que
este orgánulo se encuentra implicado principalmente en la degrada-
ción de proteínas extracelulares y sus proteasas no eran sustrato-
específicas. El descubrimiento de la cascada compleja de la vía ubi-
quitina-proteosoma supuso una revolución y a partir de aquí, la
degradación de las proteínas ha adquirido una nueva dimensión.
Hoy se sabe, gracias a los trabajos de los investigadores premiados
con el Nobel 2004 [2-5, 10], que la degradación de las proteínas
celulares mediante el sistema ubiquitina es un proceso complejo,
enormemente controlado en el tiempo y estrictamente regulado, que
se encuentra involucrado en numerosos procesos básicos de la vida
y la muerte de la célula, en la salud y la enfermedad.
Durante muchos años, el concepto que pretendía atribuir una
significación fisiológica a la proteolisis intracelular fue ampliamente
descartado, porque degradar proteínas, de una manera programada,
parecía un desperdicio energético. También fue rechazado otro con-
cepto que trataba de encontrar a la destrucción específica de proteí-
nas, un papel en la regulación fisiológica de las vías de transducción
de señales, ya que sería necesario sintetizar las proteínas de nuevo.
Tales prejuicios resultaron erróneos, ya que las proteínas son degra-
dadas continuamente de acuerdo con las necesidades fisiológicas. La
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