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VOL. 70 (4), 905-931, 2004 EJE CEREBRO-INTESTINAL: OREXINAS
Los roedores que comen por la noche muestran también una
gran actividad motora unida a su estado de vigilia y, muchas veces,
emiten un gruñido que es síntoma de estress, no de ansiedad. Las
inyecciones de orexinas estimulan dicho gruñido, pero si se les ha
dado previamente a los animales antagonistas del CRH (hormona
hipotalámica del axis corticosuprarenal) no lo estimulan, lo cual
muestra la asociación que existe entre las rutas orexigénicas y el
hipotálamo neuroendocrino (Fig. 4) y, además, que las orexinas al
provocar estrés están actuando de forma clásica, a través del axis
corticosuprarrenal. La hiperactividad se suprime en los roedores
dando antagonistas dopaminérgicos, que bloquean la secreción de
dopamina, la cual, sin duda, se secreta, en caso de hiperactividad
provocada por dosis de orexinas, por las conexiones que tienen las
neuronas orexigénicas con el centro dopaminérgico ventral, que es
clásicamente responsable de la excitación motora (3). Por tanto, to-
das estas acciones interrrelacionadas con el estrés, con las emocio-
nes, o con la regulación de la proporción sueño/vigilia las realizan
las orexinas por las proyecciones de sus neuronas a los centros cor-
ticales del cerebro encargados de regularlas, y en el caso del estrés
a través de sus conexiones con el hipotálamo hipofisótropo (Fig. 4).
También se ha encontrado que neuronas que controlan las respues-
tas cardiovasculares a la emoción se encuentran en el hipotálamo
lateral donde se hallan las neuronas orexigénicas cerebrales (3).
3.3.2.2. Regulación por las orexinas de la homeostasis energética
Sakurai, después del descubrimiento de las orexinas, ensayó y
demostró que inyecciones intracerebroventriculares de orexina A o
B producen aumento de ingesta (32), y que la A es mucho más
potente en dicha acción. Esta mayor potencia de acción de la orexi-
na A puede ser debida a varias razones. Quizá a que se une a ambos
receptores OX1 y 2, o a que su puente disulfuro la proteja de la
proteolisis o también porque la B está menos extendida en núcleo
arcuato y paraventricular hipotalámicos que la A. Yamada (33) in-
yectó anticuerpos antiorexina a ratas ayunadas y vio que no se
producía la apertura del apetito, y lo mismo sucedía si inyectaba
anticuerpos antireceptor OX1. Estos resultados mostraron que la
orexina A y el receptor de OX1 están implicados en la regulación
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