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MIGUEL FERNÁNDEZ BRAÑA Y COLS.  AN. R. ACAD. NAC. FARM.

    Los autores han encontrado un nexo común entre los factores
implicados: los promotores de los genes de los factores de crecimien-
to y de sus receptores, así como los de av y ß3, carecen de los típicos
box TATA y CCAAT, presentes en el 90 por 100 de los genes, y
contienen, en su lugar, múltiples box GC (GGGCGG).

    La talidomida, o un producto derivado de la misma, se uniría
(intercalación) específicamente al sitio promotor GC y bloquea-
ría la unión con el factor de trascripción Sp1, disminuyendo la efi-
ciencia de la transcripción de estos genes y afectando, por tanto, a
la síntesis de las correspondientes proteínas angiogénicas y otros
factores implicados. Esto interferiría en el proceso normal angiogé-
nico, lo que truncaría el desarrollo de los miembros produciendo las
correspondientes malformaciones fetales. Ya que la talidomida es
principalmente teratógena en los ojos, las orejas y las extremidades,
tendrá un gran impacto en las regiones promotoras de los genes que
son críticos en el desarrollo de los mismos.

    Finalmente, resulta interesante señalar que la talidomida no es
mutagénica en los ensayos habituales (18). Por otra parte, se ha
señalado que la talidomida necesita una activación metabólica(19)
para dar lugar a la actividad. Esta conclusión proviene de la falta de
actividad antiangiogénica de la talidomida en el ensayo CAM (mem-
brana corioalantoica del huevo de gallina). No obstante, y a pesar de
los esfuerzos realizados, no ha podido aislarse hasta ahora el meta-
bolito responsable de la misma.

    Por otra parte, la talidomida siempre ha sido empleada en la
clínica como la mezcla racémica, aún a pesar de que al enantiómero
S se le han atribuido las propiedades teratógenas y al R las propie-
dades sedantes, lo que hubiera justificado la resolución previa para
su comercialización (20). Sin embargo, esta aseveración es bastante
dudosa, ya que Erikson y col. habían publicado (21) anteriormente
que ambos isómeros sufren una racemización rápida in vivo y, por
lo tanto las consecuencias teratogénicas deberían ser las mismas
tanto para el racémico como para ambos isómeros.

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