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ÁLVARO DOMÍNGUEZ GIL AN. R. ACAD. NAC. FARM.
drosolubilidad necesaria se puede alcanzar mediante la conversión
del grupo carboxilo del ácido benzoico en un grupo carboxamido y
la introducción en el anillo bencénico de grupos hidrosolubles. De
esta forma, en comparación con los compuestos iónicos y para
aproximadamente el mismo peso molecular y contenido en iodo, un
compuesto no iónico reduce en un 50% el número de partículas en
solución la relación de átomos de iodo/partículas totales en solución
es 3/1. Esta fue la idea básica de la que partieron Almen y colabo-
radores a principios de los años setenta y que tuvo como resultado
el desarrollo del producto Metrizamida (Figura 9).
La carga iónica del medio de contraste es responsable de ciertas
reacciones tóxicas, principalmente en coronariografías, neurografías
y mielografías. La solución clínica en estos casos es el empleo de
contrastes no iónicos.
En cuanto a la toxicidad (DL 50) de los contrastes clásicos, dia-
trizoico, metrizoico e iotalámico es baja. La DL 50 para el diatrizoi-
co es de 10 gs/Kg de peso en ratón. La dosis utilizada en la clínica
está muy por debajo de esta cifra, del orden de 0,2 gs/Kg de peso en
las urografías y de 0,5-2 gs/Kg en las angiocardiografías.
Además de los contrastes iónicos comentados anteriormente, se
utilizan en la clínica el ácido ioxáglico (Figura 7), químicamente es un
dímero monoácido que permite reducir la hipertonía de las solucio-
nes de contraste, y el ácido iocármico (Figura 8), dímero dicarboxíli-
co derivado del ácido iotalámico. En estos dos dímeros, al tener seis
átomos de iodo en lugar de tres, se reduce la relación de partículas
disociadas y átomos de iodo 2/6, reduciéndose la hipertonía.
Otro contraste iónico triiodado es el ácido iopanoico que se
emplea para colecistografía por vía oral, debido a su alto peso mo-
lecular y ser capaz de unirse a las proteínas plasmáticas en propor-
ción elevada. Se elimina sólo el 10% por el riñón y el 90% a través
del hígado.
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