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VOL. 70 (1), 125-145, 2004 LA FARMACIA EN EL PERIODO COLONIAL
En esa época, la botica cumplía satisfactoriamente con el propó-
sito para el cual había sido creada: dar un excelente servicio a los
enfermos del hospital y a la población en general (incluido el perso-
nal del ejército y la marina), y proporcionar fondos para la manu-
tención de la botica misma y del hospital. Además de los logros
anteriores, la botica de San Andrés pudo establecer una red de dis-
tribución y aprovisionamiento de drogas y medicamentos a nivel
local e internacional, siendo Vicente Cervantes su principal promo-
tor. Cervantes obtenía los mejores efectos en Barcelona, Levante,
Guayaquil, Manila, Guatemala, la Habana, Cartagena de Indias,
Nueva Orleáns y provincias internas. En contrapartida, la botica de
San Andrés surtía medicinas a Manila, Puerto Rico, hospitales, rea-
les presidios, barcos del rey y por supuesto a Madrid. Los destinos
interiores abarcaban Acapulco, Veracruz, las Nuevas Californias,
Arizpe, Monterrey, Chihuahua, el Carmen, Santa Cruz y Santa Rosa,
entre otros.
Cervantes se mantuvo al frente de la botica hasta 1810 cuando,
cansado de pelear la gratificación que le correspondía (de acuerdo
con lo estipulado en las Constituciones), por las ganancias que la
botica había producido en beneficio del hospital, decidió renunciar
a su puesto y establecer una botica por su cuenta. Para felicidad del
inconforme, su flamante botica de la calle del Relox tuvo un éxito
enorme; no sólo lo había seguido su antigua clientela conformada
por la flor y nata de la ciudad y boticarios foráneos, sino también
cubría las memorias de fármacos para los soldados y navegantes
residentes o de paso por la Nueva España que había atendido mien-
tras trabajó en San Andrés. Como era de esperar el mayordomo de
la botica de San Andrés, a cargo de la economía de la misma, em-
prendió una demanda contra Cervantes de la cual habría de salir
victorioso este último.
6. DEL ARTE DE LA FARMACIA A LA CIENCIA
DE LA FARMACIA
La evolución de los conocimientos farmacéuticos y de las institu-
ciones creadas en la Nueva España tuvo su contrapartida en la re-
estructuración de los estudios y en la organización socioprofesional.
En 1799 Carlos IV expidió órdenes para unir en una sola las facul-
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