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VOL. 69 (4), LIEBIG: UN HITO EN LA AGRONOMÍA DEL SIGLO XIX
minerales del terreno por las plantas. Y surgieron las primeras críticas sobre
la validez de sus ideas, sobre la adecuada constitución de los fertilizantes que
aquel proponía, dado que los resultados prácticos no le avalaban.
Efectivamente, Lawes y Gilbert, –fundadores de la Estación
Experimental Agrícola de Rothamsted (Inglaterra) en 1840– habían iniciado
en 1852 los experimentos en campo abierto siguiendo las líneas generales de
los empezados anteriormente por Boussingault y fracasan en sus ensayos con
el “abono patentado”. En consecuencia, afirmaron en 1855, sin discutir la
teoría, que las deducciones prácticas de Liebig eran erróneas.
Sin embargo pronto se vio que el abono se había insolubilizado por la
fusión con caliza y fosfato de calcio para que no fuese arrastrado demasiado
rápidamente con el agua de avenamiento. La futilidad del proceso de fusión
no fue descubierta hasta que J.Way, demostró en 1850 que el suelo
precipitaba las sales solubles de amonio y de potasio y los fosfatos, y Liebig
se hizo cargo de su error. (Russell, 1968).
Después de Liebig y los citados ensayos en campo abierto iniciados
por Lawes y Gilbert se sentaron de forma definitiva las siguientes
conclusiones:
1º Los cultivos requieren fosfatos y sales de los álcalis, pero la
composición de las cenizas no suministra información de confianza acerca de
las cantidades que se necesitan de cada constituyente; por ejemplo los nabos
necesitan grandes cantidades de fosfatos a pesar de que solo se encuentran en
muy pequeña cantidad en sus cenizas.
2º Las especies no leguminosas requieren algo de nitrógeno, siendo
igualmente beneficiosos los nitratos y las sales de amonio. Sin un suministro
adecuado no se obtiene ningún aumento del desarrollo, aún cuando se añadan
los constituyentes de las cenizas. La cantidad de amoniaco obtenible de la
atmósfera es insuficiente para las necesidades de una cosecha. Las
leguminosas se comportan de manera anormal.
3º La fertilidad del suelo se puede mantener, por lo menos durante
algunos años por medio de abonos artificiales.
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