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69 (3): LA FARMACIA: DE LA FÍSICA A LA BIOLOGÍA
Este reduccionismo podría denominarse genómico, y sería más
bien estructural dentro de la funcionalidad de la rama genómica (cierta-
mente, conjunto mínimo de constituyentes –genes- que funcionaría como
vida).
2. De reduccionismo de la Biología han escrito recientemente
científicos españoles radicados en Estados Unidos, Izpizúa, Rasskin y
Raya (61). Hablan de reduccionismo e integración: <<Son dos vertientes
necesarias para la ciencia. En la estrategia reduccionista, las partes com-
ponentes del sistema se separan y descomponen en sus elementos más
simples, hasta llegar a las moléculas. Se estudia cada parte del rompeca-
bezas por separado con la esperanza de que nos permita comprender el
funcionamiento de todo el puzzle. La biología del siglo XXI tenderá a la
integración de la enorme cantidad de datos proporcionados por las estra-
tegias experimentales reduccionistas con el concierto de otras ciencias y
al estudio del organismo en su conjunto y su relación con el entorno natu-
ral y social>>. Las moléculas orgánicas, con un carácter más general que
en la concepción anterior, serían los componentes más elementales.
Este reduccionismo podría denominarse reduccionismo molecu-
lar: en la molécula (disciplinarmente, Química) radicaría el final.
3. Pero ni el preciso reduccionismo genómico ni el reduccionismo
molecular o químico son objetos finales de nuestra reflexión. El reduc-
cionismo del que tratamos hoy aquí es mucho más radical, como concep-
to radicalmente último, y lo denomino físico; todo, <<hasta el amor>>,
considerado como máxima expresión del psiquismo respectivo o relacio-
nal entre individuos de la especie humana, se explicaría, presupuestamen-
te, por medio de las partículas elementales (de la Física, claro). Ésta es la
tesis difundida con pasión por el tan admirado y tan querido Severo
Ochoa, la que considero y denomino reduccionismo radical o físico, te-
sis que no comparto.
7. La existencia de “fantasmas”: ejemplos y argumentos
Por mi parte, y con carácter general, entiendo que la complejidad
de la vida exige no renunciar al estudio de los constituyentes de los orga-
nismos pero sí tener absolutamente claro que existen “fantasmas”, que la
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