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VOL. 68 (1), 2002 URBANISMO Y SALUD PÚBLICA
lo que, para evitar que se formara barrizal cuando las caballerizas acudieran
allí a beber o los carros de riego a aprovisionarse de agua, a ambas se les
colocó un empedrado de diez pies de ancho.
De acuerdo con los bocetos de Ventura Rodríguez el dios quedó
alzado sobre una particular biga tirada por hipocampos de inspiración
marina, rodeada de delfines. Su iconografía sigue la descripción del
Poseidón griego, de acuerdo con el filósofo romano Cornuto. Por eso lleva
un tridente en la mano a modo de cetro, arma de los pescadores de atún.
Llaman la atención las peculiares ruedas de su carro, idénticas a las que en la
época, y hasta fecha reciente, se han usado para mover los "ingenios" que
empleaban el agua como fuente de energía.
El mismo año de su instalación el marqués de Langle, de visita en
Madrid89 describía el Prado como un paseo público, adornado con avenidas
y fuentes y por donde paseaban, sin aspecto de mostrarse felices, más de seis
mil almas.
Apolo.
Hijo de Zeus y Leto, pertenece a la segunda generación de los dioses
olímpicos90. Gracias a su aspecto brillante y resplandeciente Febo Apolo fue
asimilado a Helios, dios del Sol; y durante la Edad Media se comparó su
victoria sobre la Pitón, con la de Cristo sobre el demonio, por lo que fue
presentado como personificación de la Verdad. De ahí la inscripción
recogida en la basa donde se pueden distinguir dos partes (fig.7): la primera
89 Cfr. García Mercadal, op.cit., Vol.V, p.821.
90 Dios estrechamente unido con la vegetación y la naturaleza, y también dios guerrero -
cuyas armas favoritas eran el arco y las flechas-; y el patrocinador de las Bellas Artes, en
particular de la música y la poesía. Encarnaba la belleza, el autodominio, la proporción y la
armonía; virtudes todas ellas de marcado carácter apolíneo que se distinguían por su carácter
mesurado y que compendiaban los intereses de la Ilustración. Su padre, Zeus, le regaló al
nacer una mitra de oro, una lira y un carro tirado por cisnes; y le ordenó que marchara a
Delfos, en el ombligo (omphalos) de la Tierra, a donde llegó en pleno verano. Allí mató con
sus flechas a la serpiente Pitón y fundó un importante santuario desde el que se emitieron los
oráculos de mayor autoridad, a partir de la tradición iniciada por la pitonisa Mantó. Era un
dios bello, alto, de largos bucles negros, que tuvo amores heterosexuales con ninfas y con
mortales quienes, a resultas de los cuales, se convirtieron en flores y árboles (jacinto, laurel,
ciprés...).
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