Page 127 - 68_04
P. 127
VOL. 68 (4), BOTICA Y FARMACIA EN EL QUIJOTE
juanetes. (¿No estamos, ilumina Cidi Hamete Boticaril el relato con su
pregunta, ante la sección de Ortopedia de una oficina de farmacia). Pues
bien, a este mancebo al parecer bastante cursi y petimetre, le dice Don
Quijote, en su nuevo y más breve discurso sobre las armas y las letras, que
al soldado mejor le está el olor a pólvora que a algalia (P. II: Cap.
XXIII), el mismo perfume de almizcle con ámbar al que se refirió, hablan-
do de su Dulcinea, el chusco comerciante toledano de sus primeras aventu-
ras.
Y, don Miguel, narrador ya en el Palacio de los Duques, nos relata
cómo derramaban sobre estos y Don Quijote, pomos (*) de aguas olorosas
(16) (P. II: Cap. XXXI).
Andando en este episodio de los Duques, nuestro señor recrimina a
Sancho ciertos comportamientos, advirtiéndole severamente que si ven
que tú eres un grosero villano, o un mentecato gracioso, pensarán que yo
soy algún echacuervos; es decir, un charlatán, que con embelecos y men-
tiras engaña a los simples para vender sus ungüentos, azeites, yerbas,
piedras y otras cosas que traen (P. II: Cap. XXXI), frase que actualiza-
mos ante el aluvión de productos milagro que invade o pretende invadir el
mercado.
Ante los Duques, la respuesta azogada, temblorosa y convulsiva de
Don Quijote para contestar los infames vituperios del eclesiástico, nos
vuelve a recordar síntomas toxicológicos para encontrarnos, con que, al
terminar de comer, a Don Quijote le lavan barbas y manos con una redon-
da pella (“pastilla”) de jabón napolitano (jabón de potasa con aceite de
palma) (17), mientras que Sancho alza sus protestas porque a él se las
humedecen con lejía de diablos y no con el agua de ángeles (18) (P. II:
Cap. XXXII) que emplean con su señor y que es un agua olorosa hecha al
combinar distintos y ricos perfumes, a veces más de treinta, de indudable
acción “refrescante, hidratante y revitalizante”, de elegante actividad der-
matológica como corresponde a la alcurnia y vida de relación social propia
de los Duques.
51