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A. GIRÁLDEZ; L. GÓMEZ; V. VILAS ANAL. REAL ACAD. FARM.
El General Mosqueira, Farmacéutico Militar
DR. D. LUIS GÓMEZ RODRÍGUEZ
Farmacéutico Militar
BREVE BIOGRAFÍA FARMACÉUTICO-MILITAR DEL GENERAL MOSQUEIRA
El ejercicio del mando, que deben practicar los que han decidido
dedicar su vida a la carrera de las armas, lleva consigo en términos
generales, estas tres actividades fundamentales: estratégicas logísticas y
tácticas. La estrategia es, en general, el arte de dirigir un asunto. En el
aspecto militar, la política señala el fin y la estrategia dice el modo de
llevar a cabo las operaciones militares, y se ejerce desde los puestos de
gestión; a la táctica corresponde la ejecución, de acuerdo con las normas
dictadas por la estrategia y utilizando los medios que proporciona la
logística. Estrategia, logística y táctica, son tres ruedas dentadas del
engranaje que debe funcionar armónicamente en beneficio de la eficacia.
Estos conceptos, que corresponden fundamentalmente a las armas
combatientes, son aplicables al Servicio de Farmacia, tanto en pie de paz
como en campaña, y prefiguran la carrera del farmacéutico militar que, en
su desarrollo deberá ejercer su cometido, sucesivamente, en puestos
tácticos o de ejecución al servicio de las unidades combatientes; en
órganos logísticos o de gestión; y, finalmente en órganos de dirección y
mando. El recuerdo de estos conceptos elementales nos permiten diseñar
de forma concreta la biografía del farmacéutico militar que es hoy sujeto
del homenaje de esta Real Academia.
A mediados del mes de julio de 1936, Arturo Mosqueira, de
veintiún años de edad, había aprobado los ejercicios de oposición para el
ingreso en la Sección de Farmacia del Cuerpo de Sanidad Militar. A los
opositores aprobados se les concedió unos días de permiso tras los cuales
debían realizar unas prácticas para obtener el ingreso en el citado Cuerpos
con el empleo de farmacéutico segundo, asimilado al empleo militar de
teniente. El joven Arturo salió hacia la sierra para pasar el permiso junto a
su madre y allí le sorprendió la guerra. Al presentarse a las autoridades
militares de Salamanca, fue asimilado a alférez farmacéutico y comenzó
así unas singulares prácticas que había de llevarle a desempeñar, en el
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