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VOL. 66, (1) 2000 NECROLOGÍA
estudio de la depuración de vertidos acuosos urbanos, al mismo tiempo
que seguía de cerca las novedades que iban surgiendo para paliar la
contaminación agrícola.
Su condición de Académico de Número de esta Corporación
constituyó para él uno sus más preciados galardones al que correspondió
con el rigor de su exigencia y la generosidad de su ética. Los días previos
a mi ingreso en la Academia me sometió a una especie de catecumenado,
en el que me repitió hasta la saciedad que una Academia vale siempre lo
que los trabajos de sus Académicos hagan de ella, y su propia historia en
esta Casa lo demuestra. Sin duda, que tal adiestramiento resultaba
innecesario en mi caso, profesor ya bien maduro, como era en aquel
momento, y que conocía y había vivido la Academia como
Correspondiente; pero el hecho de que lo hiciera dice mucho sobre cuánto
valoraba y amaba a la Institución y a sus miembros.
Tomó posesión de la Medalla nº 9 el 16 de diciembre de 1971, con
un discurso titulado “La mutación actual de la Industria Química”, en el
que, tras destacar que la gigantez productiva era una de sus características
más cualificadas del momento, explicó los orígenes del fenómeno, sus
ventajas económicas y sociales y las dificultades que estaba creando al
ser causa de daños correlativos derivados de la contaminación del medio
ambiente, al mismo tiempo que expuso sus propuestas de solución. Fue
un indiscutible aldabonazo que indicó por dónde iban a ir sus futuras
aportaciones a la Academia.
No menos significativo fue el Discurso pronunciado en la Sesión
Inaugural de la Real Academia de 1984, con el título de “Técnica y
Medio Ambiente” que hoy, dieciseis años después, tiene plena vigencia.
En él destacaba Vian la necesidad de hacer una valoración satisfactoria de
los resultados de la gran manipulación del Mundo que el Hombre está
haciendo con la Técnica por él creada. De momento, la Técnica
continuaba, y continúa, ofreciendo soluciones a la creciente demanda,
pero se han modificado los modos de vida, las costumbres, y hasta las
Leyes sociales, al mismo tiempo que se está sometiendo a la Naturaleza a
una presión que compromete su equilibrio homeostático. Es decir, una
vez más, Ciencia y Humanismo conformaban el telón de fondo de su
pensamiento.
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