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CONCEPCIÓN GARCÍA MENDOZA ANAL. REAL ACAD. FARM.
Otro aspecto funcional de la pared fúngica se relaciona con el
parasitismo al cual acabamos de hacer referencia. En los cultivos
industriales de A. bisporus se manifiesta con demasiada frecuencia la
enfermedad denominada mole seca o verticiliosis del champiñón
producida por el micoparasitismo del hongo Hifomiceto Verticillium
fungicola, ocasionando pérdidas millonarias tanto en nuestro país como
en todos los que se dedican a este cultivo. Se ha tratado de controlar la
micosis introduciendo drásticas medidas de higiene en las instalaciones y
en el personal cultivador del champiñón, además de la aplicación rutinaria
de fungicidas, pero es difícil encontrar sustancias que específicamente
actúen sobre el micopatógeno y no afecten, al menos parcialmente, al
hospedador, y no se debe olvidar que el uso indiscriminado de dichos
fungicidas está produciendo un incremento en la resistencia del
micoparásito.
Dado que el parásito sólo es capaz de infectar los carpóforos
(micelio agregado) del hospedador, y no el micelio vegetativo, cuyas
paredes celulares según hemos visto anteriormente difieren entre sí
significativamente, tenemos que considerar una vez más el importante
papel que desempeña de forma general la pared celular, y en particular la
de A. bisporus. El rasgo de individualidad característico de cada cepa de
A. bisporus, conferido por los polisacáridos propios de su pared celular,
puede tener relación con los distintos grados de resistencia manifestados
por el micelio vegetativo a la enfermedad, puesto que algunos de estos
polisacáridos son más resistentes al ataque enzimático de V. fungicola in
vitro, como hemos podido comprobar experimentalmente.
En la infección de los carpóforos de A. bisporus, el micoparásito
V. fungicola secreta las enzimas hidrolíticas necesarias para digerir las
paredes celulares de las hifas agregadas de A. bisporus, penetrando inter-
e intracelularmente, hasta producir claras zonas de lisis en las hifas del
hospedador y finalmente la muerte celular (Calonje et al., 1997). Pero
para que este efecto enzimático final tenga lugar, es necesario un
reconocimiento previo entre el hospedador y el parásito que se desprende
de los estudios realizados mediante microscopía electrónica. Dicho
reconocimiento parece ser debido a la presencia en la pared celular de A.
bisporus de una(s) determinada(s) proteína(s) receptora(s) (proteína de
unión, aglutinina, lectina) que se une(n) específicamente a determinados
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