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                                    y, por ende, para la profesi%u00f3n del boticario quepasar%u00eda a denominarse farmac%u00e9utico. Ese paso vinoacompa%u00f1ado del avance de la qu%u00edmica, de laense%u00f1anza en universidades, del desarrollo de labot%u00e1nica y de la obtenci%u00f3n de los primerosprincipios activos (3).Las formulaciones m%u00e1s o menos emp%u00edricas comof%u00f3rmulas magistrales individuales dejaban atr%u00e1s lac%u00e9lebre y conocida f%u00f3rmula verbal %u201ch%u00e1gase seg%u00fanarte%u201d utilizada en las reboticas, para dar paso a laespecialidad farmac%u00e9utica industrial. El boticariotrabajaba con los denominados productos simplesy otros medicamentos compuestos que elaborabacon arte, ciencia y cierta dosis de misterio ymagia. La Triaca Magna (4) (Figura 1), un antivenenos secreto, con un total de 60 ingredientesque se encontraba plasmada en las Concordiasdesde el S. XVI, dejaba de ser la estrella a finalesde ese S. XIX. Aquellos tiempos lo eran depreparaciones sencillas como: mantecas,enjundias, m%u00e9dulas preparadas, los simples,infusiones%u2026; y otras preparaciones como: aceites,jabones, aguas destiladas, gargarismos y lavativas,supositorios o calas%u2026. A mediados de 1800 seincorporar%u00edan, adem%u00e1s, formas farmac%u00e9uticas m%u00e1snovedosas como las c%u00e1psulas de gelatina, lasgrageas, los comprimidos o los inyectables.Aquel farmac%u00e9utico (Figura 2), el de toda lavida, D. Gabriel Herrero Tejedor nacido en AldeaANALESRANFwww.analesranf.comque todo esto tiene algo de m%u00e1gico? Curarmodificando el genoma de nuestras c%u00e9lulasmediante terapia g%u00e9nica. Pareciera que se cerraraun c%u00edrculo desde las pr%u00e1cticas m%u00e1gicas de laPrehistoria hasta la %u201cmagia%u201d de la biotecnolog%u00eda denuestro siglo XXI.2. EL PRINCIPIO DE LA HISTORIAEl principio de la historia podr%u00eda comenzar y dehecho as%u00ed fue, en una botica de las muy antiguasde finales del S. XIX (2) (como la de Fortunata yJacinta) en que un farmac%u00e9utico, D. GabrielHerrero Tejedor (el bisabuelo del que ahora habla)en un pueblo perdido de la antes Castilla La Vieja,Navas de Oro, preparaba f%u00f3rmulas magistrales quedispensaba en forma de papelinas y de obleas.Estos momentos de finales del S. XIX y principiosdel S. XX fueron el n%u00facleo de cristalizaci%u00f3n de losavances cient%u00edficos y de la farmacolog%u00eda quedespu%u00e9s vendr%u00edan. Pero tambi%u00e9n lo fue aquelfarmac%u00e9utico, en sus %u00faltimos a%u00f1os de su vida,como inductor de una vocaci%u00f3n farmac%u00e9utica en elbiznieto en cuesti%u00f3n que opt%u00f3 por seguir latradici%u00f3n familiar de ser boticario, pero, adem%u00e1s,docente universitario e investigador enBiotecnolog%u00eda.El siglo XIX supuso un cambio, unatransformaci%u00f3n %u00fanica y abismal en el medicamentoLa magia de la Farmacobiotecnolog%u00eda: De las magistrales a los virus recombinantes en terapia g%u00e9nicaAntonio Liras Mart%u00edn 301 An. R. Acad. Farm.Vol. 90. n%u00ba 3 (2024) %u00b7 pp. 299-311Figura 1. Triaca Magna de los antiguos aprobada de los modernos y en justicia y conciencia defendida con autoridad, experiencia y raz%u00f3n,manifestado por D. Domingo Guill%u00e9n, m%u00e9dico de c%u00e1mara de su Majestad. Impresi%u00f3n de la Real Audiencia y del Santo Tribunal de la Inquisici%u00f3n,A%u00f1o 1724.
                                
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