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A pesar del descenso del casi 50% en la incidencia de ECV en las últimas tres
décadas, continua siendo la causa más frecuente de muerte en el mundo. Los
países occidentales, incluidos los Estados Unidos y Europa (norte y este),
continúan teniendo una tasa absoluta de morbilidad y mortalidad
cardiovascular inaceptablemente alta, del 35% y adquiere características de
epidemia encubierta en países en vías de desarrollo. De acuerdo con las
previsiones de la Organización Mundial de la Salud, la ECV continuarán
siendo la principal causa de muerte en el año 2030. Sin embargo, algunas
áreas del mundo, como los países mediterráneos o Japón, muestran una
incidencia menor de ECV que países del norte y este de Europa o EEUU.
Descartada la causa genética, estas diferencias podrían explicarse por unos
hábitos de vida más saludables como la dieta y la actividad física.
En este sentido, actualmente, existe suficiente evidencia científica que
demuestra el papel protector de la Dieta Mediterránea (DietMed) en la
prevención de la ECV a través de diversos mecanismos como un mejor
control de los factores clásicos de riesgo cardiovascular (FRC) (DM, HTA,
sobrepeso, etc.). Más concretamente se ha descrito que la DietMed también
ejerce un papel anti-inflamatorio, inmunomodulador y antioxidante que
retrasaría la progresión de la ECV. Quedan sin embargo incógnitas que
resolver como la duración del efecto anti-inflamatorio e inmunomodulador
de la DietMed y en qué etapas de la formación de la placa actúa.