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Doctor en Farmacia, cubriendo la plaza de otro grande de la Farmacia Española, don Leonardo Gutiérrez-Colomer y
Sánchez, a la que fue presentado por tres grandes e ilustres compañeros, don Gregorio Varela Mosquera, don Pablo Sanz
Pedrero y don Bernabé Sanz Pérez. Fue gran amigo de mi maestro D. Manuel Ortega Mata, relación que se intensificó por
su coincidencia en el tiempo como Decanos y Académicos de Número de la Nacional.

    Fue precisamente don Manuel, a la sazón Secretario Perpetuo de Nuestra Institución, quien le comunicó su elección. Su
discurso de ingreso versó sobre El mecanismo de la transferencia del indol por el intestino.

    Con anterioridad había sido adscrito a la sección de Barcelona de nuestra Academia, en 1949, siendo posteriormente
académico de la Real de Barcelona.

    Fue Jefe de la Sección de Alimentación Animal del Patronato “Alonso Herrera” del CSIC en Pamplona.

    Asimismo, ejerció como Vocal del Consejo Técnico Administrativo del Instituto de Alimentación y Productividad
Animal del CSIC en Madrid.

    Fue Miembro y Fundador de la Sociedad Española de Ciencias Fisiológicas, del European Intestinal Transport Group, de
la Sociedad Española de Nutrición, de la Sociedad Española de Bromatología, de la Federación Española de Sociedades de
Biología Experimental, de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición, de la European Society for Comparative Physyology
and Biochemistry y de la Nutrition Society de Londres.

    Miembro de la Fundación Alfonso Martín Escudero y Miembro del Consejo Rector de la Asociación de la Industria
Navarra durante 24 años, como representante de la Universidad.

    Su carácter afable y acogedor, su vivacidad y cercanía transmitían siempre confianza, cariño y motivación. Solía decir
con frecuencia: Lo importante no son las instituciones, sino las personas.

    Le conocí, antes de haber sido yo elegido decano, cuando mi maestro don Manuel Ortega me llamó un día a su casa,
pues quería presentarme a don Jesús Larralde. Yo siempre he sido y seré muy obediente y respetuoso hacia la figura de don
Manuel. Así pues, escuché atento sus palabras:

    Benito atienda en lo que pueda a don Jesús, pues es un gran amigo mío.

    Don Jesús como buen navarro, fue directamente al grano, espetándome:

    Mire usted, tengo una gran discípula que ha realizado la tesis doctoral conmigo, que es burgalesa, farmacéutica y muy
guapa. Se ha presentado a una plaza de Profesor Titular, de cuyo tribunal es usted Presidente.

    Tras esa corta frase, estuvimos hablando de muchas cosas, de la Geología de Argentina y en especial, tras haber alabado
yo un bello ejemplar de rodocrosita, que estaba sobre la mesa de despacho de don Manuel.

    Transcurrido cierto tiempo, después de la oposición, le di las correspondientes novedades a mi jefe de filas. Lo hice
como se debe hacer, diciendo:

    Don Manuel, ni por ser guapa, ni por ser farmacéutica, ni por ser de Burgos, ha salido con el número 1. Fue la mejor.

    Me estaba refiriendo a quien con el transcurrir de los años fue una gran amiga mía y hoy colega en esta Real Academia,
Yolanda Barcina, quien pronto fue Catedrática, Vicerrectora, Consejera de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de
Navarra, Alcaldesa de Pamplona y Presidenta del Gobierno de Navarra.

    En otra ocasión, formando don Jesús y yo, parte de un tribunal de tesis doctoral del Departamento de Nutrición de la
Facultad de Farmacia de la UCM, cuando el Dr. Larralde, al finalizar el acto, nos despidieron amablemente con unas patatas
fritas y una cerveza, con lo que el navarro socarrón me dijo:

    Don Benito, esta gente no sabe hacer las cosas y menos siendo de nutrición; así pues lléveme a comer a su casa.

    Mi asombro fue mayúsculo y la indignación de mi mujer mayor, pues ese día no había mucho que ofrecer en la nevera.

    Por aquel entonces, yo había optado a una plaza vacante de Académico de Número de la RANF, a la que también había
presentado su solicitud otro ilustre profesor.

    Don Jesús llegó a mi casa, mi mujer había hecho todo lo que pudo, tras venir del trabajo, pero sin embargo el buen
navarro no probó casi ni un bocado. Al terminar la comida me soltó:

    Yo sé que se ha presentado a la plaza de académico, junto con usted otro gran profesor; los dos son muy buenos, pero
yo le voy a votar a usted, porque es mi amigo, y como yo nunca miento, no puedo afirmar eso, si antes no he estado
comiendo en su casa.

    Aunque la votación fue secreta, como debe ser, en urna y con papeletas, yo siempre he tenido la absoluta certeza de
haber contado con su leal apoyo para haber sido, durante bastantes años, el miembro más joven de esta Real Institución y
con menos de 50 años.

    Luego mas tarde, como compañeros académicos, guardamos siempre un gran espíritu de colaboración y una sincera
amistad.

    Muchas gracias.

@Real Academia Nacional de Farmacia. Spain  437
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