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Aplicaciones de la nanotecnología

                         María Vallet Regí

                            Académica de Número de la Real Academia Nacional de Farmacia

    Señor,
    La RANF me ha designado para impartir el discurso inaugural en este acto de apertura de Curso de las Reales
Academias del Instituto de España. El tema del Discurso que han elegido mis compañeros es el de APLICACIONES DE
LA NANOTECNOLOGÍA.
    Voy a intentar recorrer el camino de lo que ha supuesto esta aventura científica de rabiosa actualidad y que ya está en el
día a día de nuestras vidas y nuestra sociedad.
    La nanotecnología ya se utilizaba en la EDAD MEDIA aunque se desconocía que se estaba utilizando y, por supuesto,
no se sabía cuál era la razón o explicación de por qué, trabajando como lo hacían, conseguían modificar algunas
propiedades de los materiales.
     Según el tratamiento químico al que se sometieran los materiales de construcción podían cambiar o incluso aparecer
nuevas propiedades. Las partículas con tamaño nanométrico no son nuevas ni en la naturaleza ni en la ciencia. Pero ahora ya
sabemos relacionar y comprender que cuanto más pequeño es el tamaño de una partícula esta tendrá mayor superficie
específica, será más reactiva, tendrá mayor poder de penetración, será más rápida, tendrá mayor capacidad de
almacenamiento y nos permitirá hacer incursiones en el mundo biológico y en efectos cuánticos.
    Solo para abrir boca déjenme poner un ejemplo que a mí me parece muy ilustrativo:
    En 1956 un ordenador IBM tenía capacidad de 5 MB y pesaba tanto que para moverlo hacían falta más de 4 personas.
    En 2018 disponemos de USBs de distintas capacidades, desde 8GB a 1 TB y discos duros portátiles de 4TB. Todos ellos
podemos llevarlos en el bolsillo y su capacidad de almacenamiento está en el entorno del millón de veces superior a aquel
superordenador del año 56. Y no digamos nada del precio, antes asequible solo a grandes multinacionales o programas de
seguridad nacional o espacial y ahora todos nosotros disponemos de un superordenador en el bolsillo.
    Volviendo a nuestro hilo conductor es justo reconocer que los nanomateriales se han venido utilizando desde hace
siglos. Un ejemplo clásico es la utilización de oro y plata para crear color en las vidrieras de las iglesias medievales, aunque
los artistas desconocían por qué el proceso que utilizaban para crear estas obras de arte conducía a cambios en la
composición y en el tamaño de partícula de los materiales con los que trabajaban. Y que el oro y la plata que utilizaban tenía
tamaño nanométrico, eran nanopartículas.
    Sin ir tan lejos, desde que Faraday obtuviera, accidentalmente, en 1850, una suspensión coloidal de nanopartículas de
oro, los químicos prestaron especial atención al desarrollo de métodos de síntesis para la obtención de nanopartículas
metálicas con diferente morfología y, posteriormente, a la producción de nanocompuestos más complejos, es decir, con
mayor número de elementos químicos en su composición.
     Uno de los motores que impulsó este esfuerzo investigador a mediados del s. XX fue el estudio de las propiedades
catalíticas de las nanopartículas. Como es sabido, el rendimiento de los catalizadores, ampliamente utilizados en la industria
automovilística, aumenta drásticamente cuanto mayor es su superficie específica, es decir, cuanto menor es su tamaño de
partícula. Esta disminución del tamaño aumenta la relación de átomos en la superficie y, en consecuencia, el área de
contacto del compuesto con las especies que intervienen en un determinado proceso catalítico, mejorando la actividad del
catalizador.
    Pero cuando se inicia el desarrollo de la NANOCIENCIA o al menos existe un cierto consenso en señalar que las ideas y
bases de la nanociencia y la nanotecnología se empiezan a desarrollar, es a partir de la conferencia dictada por el físico
Richard Feynman en el “California Institute of Technology” (CalTech) el 29 de diciembre de 1959.
    Su título “There’s plenty of room at the bottom” (“Hay mucho sitio al fondo”).
    Y esto, mucho antes de que se empezara a utilizar el término Nanotecnología. En su charla, Feynman predijo que los
científicos serían capaces de manipular y controlar aisladamente átomos y moléculas. Esto no fue posible hasta la década de
los ochenta con el descubrimiento de las microscopias de fuerzas (AFM) y de efecto túnel (STM) que permitieron la
visualización de los átomos.
    Hemos llegado al momento de definir la nanociencia y la nanotecnología que no son otra cosa que el estudio y
aplicación de materiales extremadamente pequeños, con tamaño inferior a 100 nm, que tienen un carácter transversal ya que

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