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Los
libros
sobre
las
drogas
americanas…
1.
Historia
de
la
Biblioteca
Histórica
de
la
Farmacia
Suiza
El
25
de
noviembre
de
2008
fue
fundada
la
institución
denominada
Biblioteca
Histórica
de
la
Farmacia
Suiza.
La
erección
del
nuevo
centro
la
patrocinó
la
Asociación
Suiza
de
Farmacéuticos
PharmaSuisse
y
la
Sociedad
Suiza
de
Historia
de
la
Farmacia.
Los
fondos
consisten
en
más
de
6000
libros
que
se
almacenan
en
el
Instituto
de
Historia
de
la
Medicina
de
la
Universidad
de
Berna.
Han
sido
catalogados
y
pueden
ser
consultados
en
el
catálogo
de
la
biblioteca
de
la
mencionada
universidad1.
La
institución
persigue
la
conservación
de
obras
farmacéuticas,
como
libros
y
periódicos
de
diversas
procedencias
y
épocas.
Desea
resaltar
su
interés
para
la
investigación
científica
y
ponerlos
a
la
disposición
del
público
y
de
los
investigadores
para
su
estudio,
acentuar
y
destacar
su
valor,
de
acuerdo
con
lo
expresado
en
los
estatutos
de
la
misma2.
La
Biblioteca
nació
gracias
a
la
ola
de
“academización”
o
institucionalización
de
la
Materia
Farmacéutica
en
la
Universidad
de
Berna.
Fue
mérito
del
gran
farmacognosta
suizo
Friedrich
August
Flückiger
el
que
la
Farmacia,
como
asignatura,
se
estableciera
definitivamente
en
la
Universidad
de
Berna
a
partir
de
1860.
Anteriormente
había
sido
explicada,
sin
estructura
propia,
en
forma
de
varias
clases3.
Aparte
de
una
vasta
colección
de
Farmacognosia
con
un
inventario
detallado4,
que
todavía
existe
hoy
en
día,
Flückiger
adquirió
numerosas
obras
científicas
muy
relevantes
para
la
Farmacia,
que
al
principio
fueron
guardadas
por
él
mismo
en
la
Farmacia
municipal
que
dirigía.
Después
de
que
la
región
de
Alsacia
cayera
de
nuevo
bajo
el
dominio
de
los
alemanes,
al
final
de
la
guerra
franco--
prusiana,
Flückiger
abandonó
Berna
para
acceder
a
la
jefatura
del
Instituto
Farmacéutico
de
Estrasburgo.
Solo
la
vocación
de
Alexander
Tschirch,
un
farmacéutico
y
científico
alemán,
y
la
fundación
del
Instituto
Farmacéutico
en
el
año
1890
insuflaron
vida
nuevamente
a
la
Farmacia
académica
en
Berna5.
Tschirch,
que
ya
era
un
farmacognosta
destacado
durante
ese
tiempo,
con
una
fama
excelente
en
Berlín,
llegó
a
Berna
con
grandes
proyectos
para
la
Farmacia,
que
no
solamente
incluían
la
ciencia
en
sí,
sino
también
aspectos
históricos
y
culturales.
El
nuevo
profesor
fue
una
persona
de
una
consistencia
científica
asombrosa.
No
solamente
se
dedicaba
a
sus
estudios
farmacológicos
y
a
sus
numerosas
publicaciones,
sino
también
a
investigaciones
sobre
la
historia
de
la
Farmacia6.
Era
un
apasionado
aficionado
a
los
libros,
por
lo
cual
adquirió
numerosos
escritos
históricos
de
Medicina
y
Farmacia,
parcialmente
valiosos.
A
menudo
comentó
la
compra
en
la
portada
y
los
proveyó
con
su
ex
libris.
Por
tanto,
podemos
reconstruir,
hoy
en
día,
cuáles
de
las
obras
de
la
Biblioteca
suiza
proceden
de
su
biblioteca
particular7.
El
Instituto
Farmacéutico
también
adquirió
obras
farmacéuticas,
que
se
fueron
integrando
en
la
biblioteca,
igual
que
los
libros
de
la
Asociación
Suiza
de
Farmacéuticos,
junto
con
las
colecciones
de
la
Sociedad
de
Farmacia
Suiza.
Un
total
de
más
de
6000
obras
que
han
sido
divididas
en
la
actualidad
en
diferentes
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