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Retroceso
en
el
tiempo:
la
investigación
biomédica
en
España…
Acha,
de
lo
que
doy
cumplida
fe
como
beneficiario
de
su
sabiduría
y
cuidado
en
la
gestión
de
grupos
de
investigación.
Señala
que
“
investigación
es
dedicación
e
ilusión”
en
línea
con
lo
que
ha
comunicado
la
recientemente
fallecida
Rita
Levi--
Montalcini
--de
la
que
hemos
tenido
una
emotiva
necrológica
de
Federico
Mayor--,
la
gran
neurocientífica
y
comprometida
ciudadana
en
su
libro
autobiográfico
“
Elogio
de
la
imperfección”
(
cuya
lectura
recomendaría
a
los
políticos)
.
Gabriella
Morreale,
la
introductora
de
la
endocrinología
molecular
en
nuestro
país,
reconociendo
igualmente
el
importante
y
admirable
papel
jugado
por
su
marido,
Francisco
Escobar
del
Rey.
Subraya
la
enorme
importancia
del
ambiente
familiar
y
descarga
algunas
críticas
sobre
un
vicio
que
yo
reconozco
en
la
sociedad
española;
nos
dice
“El
pecado
capital
era
la
envidia,
la
dificultad
de
encontrar
reconocimientos”
y
enumera
una
serie
casos
en
los
que
esta
ausencia
de
reconocimiento
son
y
han
sido
en
su
opinión
manifiestos.
Describe
además
una
triste
experiencia
vivida
cuando
trabajaban
ya
jubilados
en
la
determinación
de
los
niveles
de
hormonas
tiroideas
prestando
un
gran
servicio
médico
y
social,
quizá
conmovida
por
una
especial
circunstancia
vital.
Ana
María
Pascual--Leone,
pionera
de
la
investigación
sobre
el
desarrollo
perinatal
con
el
reconocimiento
nacional
e
internacional
y
en
mi
opinión
otra
gran
emprendedora
pública.
Destaca
el
ambiente
familiar
como
el
factor
fundamental
para
su
carrera
y
subraya
algunas
de
las
trabas
burocráticas
experimentadas
y
que
cifra
en
la
situación
de
la
jubilación,
preocupaciones
de
las
que
fui
testigo
porque
vino
a
contarme
esos
problemas.
Pone
de
relieve
además
el
papel
decisivo
de
un
parlamentario
sensible,
el
Dr.
Marcelo
Palacios
investigador
médico
él
mismo
y
además
uno
de
los
grandes
interesados
por
la
Bioética
en
España,
en
los
pasos
que
ayudaron
a
la
resolución
del
conflicto.
Claudio
Fernández
de
Heredia,
ejemplo
de
investigador
capaz
de
cambiar
en
su
línea
de
investigación
sin
temor
y
sin
detrimento
de
la
calidad.
Concluye
a
partir
de
experiencias
personales
que
la
“investigación
requiere
para
su
desarrollo
como
condición
indispensable
una
dedicación
plena
y
un
grado
no
menor
de
ilusión
y
vocación
atraídos
por
el
deseo
de
saber.
Todo
ello
integrado
en
una
estructura
social
que
ponga
a
disposición
del
investigador
los
medios
y
el
ambiente
para
que
puedan
fructificar
vocaciones
científicas”
Federico
Mayor,
nos
acompaña
llevando
consigo
una
carrera
absolutamente
extraordinaria
de
servicio
a
la
universidad,
a
la
ciencia,
al
humanismo,
a
las
sociedades,
con
una
gran
proyección
internacional.
Por
su
presencia
y
en
su
presencia,
no
voy
a
comentar
su
contribución
que
ha
aprovechado
para
hacernos
un
detallado
relato
autobiográfico.
Solo
recordar
la
última
frase
“Me
interesa
más
saber
quien
soy
que
cómo
soy”.
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