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AVIZORES
DEL
SISTEMA
INMUNE……
Las
moléculas
implicadas
en
la
formación
de
la
sinapsis
inmunológica
se
reorganizan
espacial
y
temporalmente
en
la
célula
T
formando
una
plataforma
especializada
en
la
zona
de
la
célula
T
que
está
en
contacto
estrecho
con
la
APC
y
que
permite
el
diálogo
celular.
Este
reconocimiento
específico
conlleva
que
se
establezcan
de
múltiples
interacciones
concertadas
entre
parejas
de
receptores
de
superficie
en
ambas
células.
Una
observación
detallada
al
microscopio
de
la
sinapsis
inmune
revela
la
distribución
de
las
moléculas
implicadas
en
el
lado
del
linfocito
T
en
dos
anillos
concéntricos:
un
anillo
central
(cSMAC),
donde
se
agrupan
el
receptor
de
las
células
T
(TCR)
unido
al
complejo
antígeno--MHC
de
la
célula
presentadora;
y
un
anillo
periférico
de
adhesión
denominado
pSMAC
(complejo
supra--molecular
de
activación
periférico)
donde
se
concentran
los
receptores
de
adhesión
celular,
entre
ellos
LFA--1
y
su
ligando
ICAM--1.
Esta
distribución
diferencial
es
necesaria
para
la
completa
activación
de
la
célula
T
ya
que
permite
la
regulación
y
amplificación
espacio--temporal
de
las
rutas
de
señalización
intracelular
provenientes
del
TCR.
Este
proceso
de
distribución
de
receptores
es
posible
gracias
a
su
integración
en
pequeñas
islas
en
la
membrana
plasmática
que
favorecen
la
formación
de
agregados
así
como
su
interacción
con
el
citoesqueleto
celular,
que
proporciona
la
plataforma
física
que
sustenta
toda
la
estructura
de
la
sinapsis
(38--40).
Por
otra
parte,
en
la
APC,
en
la
zona
de
contacto
con
el
linfocito
T,
las
moléculas
de
MHC
que
presentan
el
antígeno
y
las
moléculas
de
adhesión
ICAM--1
y
--3
también
se
disponen
congregadas
y
organizadas,
facilitando
así
su
interacción
con
los
receptores
en
la
parte
simétrica
de
la
célula
T
(41).
Se
ha
descrito
además,
que
existen
estrictas
jerarquías
temporales
en
el
reclutamiento
de
moléculas
de
señalización
a
la
sinapsis,
de
forma
que
se
produce
una
ordenación
temporal
de
las
señales.
Tanto
las
cDCs
como
las
pDCs
poseen
la
capacidad
de
formar
sinapsis
productivas
y
completas
con
los
linfocitos
T
de
forma
antígeno--específica
(42).
Una
vez
efectuado
el
reconocimiento
entre
la
célula
T
y
la
APC
y
establecidos
los
contactos
adherentes
y
antígeno--dependientes,
la
célula
T
se
activa
y
pasa
a
diferenciarse
hacia
uno
de
los
subtipos
de
células
T,
ya
sean
efectoras
o
colaboradoras
(T--helper,
Th),
que
son
fundamentales
para
el
desarrollo
de
la
respuesta
inmune
adquirida
(43,
44).
Dependiendo
del
microambiente
de
citocinas
y
el
tipo
de
célula
APC
que
los
activa,
los
linfocitos
T
CD4
pueden
dar
lugar
a:
i)
Células
Th1:
que
producen
grandes
cantidades
de
IFN
gamma
con
el
que
activan
propiedades
microbicidas
en
los
macrófagos
para
así
resistir
infecciones
intracelulares
de
patógenos
facultativos
u
obligados
(ej:
bacterias
intracelulares).
ii)
Células
Th2:
Productoras
de
citocinas
IL--4,
--5
y
--13
que
permiten
reclutar
otros
leucocitos
para
resistir
infecciones
por
helmintos
así
como
cooperar
con
los
linfocitos
B
para
producir
diferentes
isotipos
de
inmunoglobulinas.
iii)
Células
Th17:
Productoras
de
IL--17,
que
movilizan
a
fagocitos,
neutrófilos,
para
resistir
infecciones
por
bacilos
extracelulares.
iv)
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