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VOL. 76 (2), 259-305, 2010 UTILIZACIÓN DE HIDROLASAS EN LA PREPARACIÓN...
está aumentando de manera considerable el interés en los procesos
biocatalizados.
Desde el punto de vista del ámbito de aplicación de la Biocatálisis
para la obtención de nuevos fármacos, no cabe duda de que nos en-
frentamos a un amplio espectro de utilización, ya que siempre que
hablemos de quiralidad, los biocatalizadores desempeñan un papel
prominente; en efecto, en el año 2000, un 35% de los sintones utiliza-
dos para dicho fin eran quirales, y se espera que este número aumen-
te hasta un 70% en el año 2016 (11). En efecto, después de décadas
de una química farmacéutica esencialmente bidimensional, donde la
farmacopea estaba plagada de racematos, a comienzos de los años
ochenta se produjo un redescubrimiento de la estereoquímica (12).
A este hecho contribuyó sobremanera la incorporación al arsenal de
reacciones precedentes de nuevas metodologías de obtención de asi-
metría molecular, entre ellas la Biocatálisis como mencionamos an-
teriormente, que reavivaron el interés por el estudio estereoquímico
del modo de actuación de los fármacos (13). Así, se reconoció que la
mayoría de los fármacos eran realmente una mezcla de estereoisóme-
ros, llamados eutómero (isómero que presenta la actividad terapéuti-
ca deseada) y distómero (isómero no activo, que en el mejor de los
casos es inactivo y en el peor de ellos puede presentar altos niveles de
toxicidad), siguiendo las definiciones de Ariens (14). Esta visión exce-
sivamente simplista ha dado paso a una diferenciación más completa
y detallada del papel de cada estereoisómero (12, 15, 16), y en este
sentido, hoy día los compuestos que presentan algún centro quiral
en su estructura se manufacturan de manera preferente como el eutó-
mero, y las legislaciones más avanzadas [la FDA (Food & Drug Admi-
nistration) norteamericana, como ejemplo más señero] demandan
pruebas concluyentes de que los distómeros carecen de efectos noci-
vos para la salud. Todos recordamos el tristemente célebre caso de la
ftalidomida, por lo que sin duda ha quedado manifiestamente com-
probado que el empleo de fármacos homoquirales es esencial para
lograr el efecto terapéutico deseado. Además, existen otras ventajas
ligadas a su empleo, tales como la reducción de la dosis necesaria, la
simplificación del conocimiento de la relación dosis-respuesta y la mi-
nimización de la toxicidad. Estos factores farmacocinéticos y farma-
codinámicos han llevado a una gradual preferencia por el empleo de
enantiómeros separados tanto a nivel industrial como legislativo. Así,
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