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JAVIER PUERTO ANAL. REAL ACAD. NAC. FARM.
las Physis particulares de cada individuo. Entre lo externo a los
humanos y lo interno, no sólo fisiológico, también psicológico y
sobre la interacción entre el plano somático, el psíquico y el social,
sobre todo si se aborda desde un planteamiento evolutivo de la cul-
tura.
Esa disparidad se hace presente en la obra del propio Galeno
quien, pese a establecer las bases sobre las cuales pudo desarrollarse
una farmacología científica, basó sus conocimientos terapéuticos en
la Materia medicinal de Pedacio Dioscórides Anazarbeo (s. I) en
donde se recoge, aunque depurada, la tradición creencial anterior a
él y, por si fuera poco, escribió un tratado sobre la Triaca Magna, el
alexifármaco con mayor prestigio a lo largo de la historia que per-
maneció vigente desde el s. II a.C. hasta 1950, tuvo un papel funda-
mental en la institucionalización del Real Colegio de Boticarios de
Madrid, (Figura 1) a raíz de conseguir el privilegio de su preparación
(1732). Su desaparición, muy probablemente, se debió a los acuer-
dos internacionales contra el empleo del opio y, sin embargo, pese
a su longevidad, es el medicamento mágico por excelencia. Para
explicar su actividad no importa el qué —su naturaleza dirían los
griegos clásicos, su composición química diríamos ahora—, sino el
cómo se fabrica: con exposición pública de los componentes, en
ceremonias muy solemnes, verificadas por las autoridades civiles y
eclesiásticas —durante el Renacimiento hicieron intervenir al mis-
mísimo Papa de Roma—. Y con qué se fabrica: fundamentalmente
plantas; consideradas alexifármacas las muy olorosas y a ser posible
exóticas; minerales como la tierra sellada, (Figura 2 y 2 bis) en
donde era fundamental el lugar en que se recogía la arcilla y el rito
de ejecutar la recolección; carne de víbora (Figura 3) considerado un
poco venenosa y adsorbente simpático-mágico de los venenos, más
opio al que no se daba mucha importancia; vino, remedio más sa-
lutífero cuanto más exótico fuera —los italianos aconsejaban vino
español; los españoles italiano— y miel, el más sorprendente de los
medicamentos antiguos, pues hasta el siglo XVII no se consideraba
un producto de las abejas, sino polvo de estrellas depositado en la
Tierra por el rocío de la mañana y, por tanto, constituido por el
quinto elemento, el éter que teóricamente las hacía incorruptibles
(Figura 4).
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