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VOL. 73 (1), 97-124, 2007 RNA INTERFERENTE: DEL DESCUBRIMIENTO A SUS APLICACIONES

con secuencias interrumpidas (exones e intrones) por Sharp-Roberts
(1993). En los años ochenta se observó en bacterias que moléculas
pequeñas (unos 100 nucleótidos) de RNA pueden aparearse con se-
cuencias complementarias e inhibir la síntesis de proteínas. Este
proceso de activación antisentido también ocurre en células euca-
riotas, como se demostró por primera vez en 1993 con el gusano
C. elegans. Durante años se pensó que este modelo de regulación no
era común, hasta que se demostró la existencia de un gran núme-
ro de moléculas pequeñas de RNA. Aunque solamente un 2% del
genoma contiene secuencias codificantes para aproximadamente
30.000 genes, se transcribe cerca del 50% del genoma en RNA.
Muchos de estos transcritos no contienen una señal de lectura ORF
(open reading frame) por lo que no son traducidos a proteínas. Más
bien se trata de RNAs no codificantes (ncRNAs), que sin embargo
dan origen a RNAs biológicamente activos, incluyendo variantes que
pueden regular o silenciar a los genes codificantes.

    El fenómeno de silenciamiento de genes fue descrito en plantas
en 1990 por el grupo de Rich Jorgensen, intentando aumentar el
color púrpura de petunias por introducción de un gen clonado que
producía un pigmento (2). Se observó que cuando se introducía en
la planta una copia extra del gen que codifica para la enzima que
participa en la producción de pigmentos de antocianina, chalcona
sintasa, las flores resultantes tenían colores variados, desde púrpura
a blanquecino. Debido a que tanto el gen introducido como el homó-
logo endógeno eran suprimidos, se llamó a este proceso co-supresión
génica o silenciamiento génico post-transcripcional (PTGS). Otros
científicos trabajando en la Universidad de Roma con el hongo Neu-
rospora crassa observaron que cuando introducían copias adicio-
nales del gen que codifica para el pigmento naranja que sintetiza el
hongo, los hongos transgénicos perdían su color naranja y se produ-
cían hongos blanquecinos. A este fenómeno lo llamaron «quelling»
o supresión (3). En 1995 el estudiante Sue Guo del laboratorio de
Kemphues en la Universidad de Cornell, estudiando la influencia
de genes específicos en desarrollo, demostró que cuando introducía
secuencias en forma de oligonucleótidos antisentido y sentido juntos
en C. elegans la supresión del gen de interés era mayor que cuando
introducía los oligos sentido o antisentido de forma individualiza-
da (4). Ninguno de los grupos anteriores fue capaz de dar una expli-

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