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MARÍA TERESA MIRAS PORTUGAL  AN. R. ACAD. NAC. FARM.

    Es fácil decir que Cajal fue un espejismo en el panorama cientí-
fico español de la época, un fruto inesperado, cuajado y sabroso en
medio del desierto, pero lo cierto es que cuando Cajal inicia sus
estudios había muchas facultades de medicina en España y la justa
economía familiar pudo permitirse el enviarlo a la de Zaragoza, que
en aquella época no era supuestamente de las consideradas más
prestigiosas. Quizá su profesorado era más joven y estaría esperando
continuar su periplo en otras universidades supuestamente de «más
nivel», como el propio Cajal hizo años más tarde, cuando vuelve
de Cuba y lo contratan como profesor auxiliar de anatomía en Za-
ragoza (1875), donde compra su propio microscopio (1877) con sus
ahorros, claro está que en esa época no estaba todavía casado y no
necesitaba los ahorros para su familia. Sigue luego la ronda hacia
Valencia, como catedrático en 1884, Barcelona en 1887, y al final
Madrid en 1892. Hasta aquí Cajal sería un profesor más con el com-
portamiento genuino de los profesores de las universidades espa-
ñolas hasta la Ley de Reforma Universitaria en la que se trata de
potenciar los grupos de trabajo y la continuidad en las escuelas cien-
tíficas, muchas de ellas excelentes. Desgraciadamente la ley trajo
también el anclaje y consolidación de grupos de bajo perfil, autén-
ticos tapones del conocimiento, que son inamovibles.

    En la España del último cuarto del siglo XIX Cajal no estaba tan
sólo y de echo uno de sus grandes encuentros fue con el gran his-
tólogo español Maestre de San Juan, a quien visitó en Madrid en
1877, quedando tan entusiasmado que toma la decisión de comprar-
se su propio microscopio. No era tanto el desierto, algo había, y
Maestre de San Juan debería de ser reconocido y admirado, fue un
eslabón de la cadena del conocimiento absolutamente necesario. Otro
encuentro de gran trascendencia tuvo lugar en 1887, cuando tenía
treinta y cinco años y siendo catedrático en Valencia, a punto de
trasladarse a Barcelona, se trata del neuropsiquiatra valenciano Luis
Simarro, quien recién llegado de París, traía la nueva metodología
de técnicas de tinción del sistema nervioso, la técnica del cromato de
plata, la impregnación de plata o reazione nera, ideada por Camilo
Golgi. Vemos aquí la importancia que tiene la actualización perma-
nente de la metodología para poder seguir el diálogo universal de la
ciencia y competir en igualdad con los grupos de otros países desa-
rrollados, pero no todo es metodología y es necesario que exista una

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