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JOSÉ RAMÓN ALONSO AN. R. ACAD. NAC. FARM.
ABSTRACT
Animal rights versus Biological Research
Our present life, our socioeconomic development and the healthy life of our
families are founded on the medical improvements achieved by scientific research.
The discovery of vaccines and preventive treatments, as well as the development of
new drugs and therapeutical strategies have doubled the life expectancy in Western
countries. Children mortality, that was not so long ago the rule in most Spanish
families, is now something exceptional. These clear improvements are supported
by biomedical research using animals as experimentation subjects. Nevertheless,
animal experimentation is focus to strong criticisms from sectors of the public
opinion and there are activists that try to end or to reduce drastically animal
research. Some groups use violence or terrorism to support their postulates. The
present article provides an overview of our current situation and advocates a more
active role for the scientific community in defence of progress and health.
Key words: Animals.—Experimentation.—Health.—Research.—Social respon-
sability.
LA SUPERACIÓN DE UNA HISTORIA TRÁGICA
Toda la Historia de la Humanidad está marcada por el balance
entre la enfermedad y la salud, entre la vida y la muerte. El progreso
de nuestra especie, de las naciones e incluso de las familias, ha
estado fundamentado en poder superar las amenazas y agresiones
que la propia existencia deparaba, la lucha contra las enfermedades
y, en general, contra la muerte. En nuestro propio entorno estaba
claro cuál era el primer deseo y la primera preocupación de hombres
y mujeres: «tener salud». En ese sentido, vivimos, gracias al progreso
científico, en una época privilegiada. La mayor tragedia que quizá
pueda asolar a una persona, la pérdida de un hijo, se ha convertido
en algo excepcional en los países desarrollados. No ha sido así en la
mayor parte de nuestra Historia, como nos recuerdan los registros
de nacimientos y defunciones, las biografías de personas conocidas,
incluso el arte, como las Totenkinderlieder de Mahler, las «canciones
por los niños muertos» o nuestros propios recuerdos familiares.
Hasta bien avanzado el siglo XX, era la norma el fallecimiento de
hijos o hermanos en prácticamente todas las clases sociales. En Espa-
ña, la mortalidad infantil en el cambio del siglo XIX al XX alcanzaba
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