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VOL. 71 (4), 873-904, 2005 LA INNOVACIÓN FARMACÉUTICA
ciones previsibles y por la desconfianza que se ha generado hacia la
empresa. Además, debido a la atribución del riesgo al propio meca-
nismo de acción de los inhibidores COX-2 selectivos, más que a un
fármaco específico, todos los inhibidores COX-2 han pasado a ser
sospechosos (6).
Estamos, por tanto, ante dos importantes cuestiones: 1) ¿La eter-
na búsqueda de la selectividad de acción en los fármacos puede no
ser correcta? Recordemos que los inhibidores COX-2 fueron conce-
bidos como «fármacos de diseño» dentro del grupo de antiinflama-
torios no esteroideos, en un intento deliberado de superar la mayor
limitación de los antiinflamatorios tradicionales, concretamente la
irritación de estómago debida a la inhibición de la isoforma COX-1.
2) ¿Qué ocurre con los demás inhibidores COX-2 selectivos que no
se han retirado? En este análisis he incluido a la aspirina y al para-
cetamol por sus especiales características.
2.2. Aspirina
La corteza y las hojas de sauce se utilizaron durante siglos para
aliviar el dolor. Entre 1820 y 1830 se aisló su principio activo, la
salicinina, un glucósido del alcohol salicílico que por su acidez en
agua se denominó ácido salicílico. Este producto se aisló también en
1839 de las flores de ulmaria (spiraea ulmaria). Posteriormente se
encontró que el salicilato de metilo (aceite de Wintergreen) tenía la
misma actividad. El ácido salicílico se hizo accesible industrialmen-
te a partir del alquitrán de hulla, pero por su mal sabor y la irrita-
ción de estómago que producía podía aplicársele la frase: «era peor
el remedio que la enfermedad». En 1897 Felix Hoffman, que había
diacetilado la morfina para producir en la industria alemana Bayer
la heroína (considerada entonces no adictiva), sintetizó la aspirina
por acetilación del grupo hidroxilo del ácido salicílico. Este com-
puesto había sido sintetizado previamente de forma más o menos
pura, pero no se había reparado en su potencial médico. Los resul-
tados que se obtuvieron en algunos ensayos clínicos motivaron que
se introdujera en el mercado como analgésico en 1899 con el nom-
bre de aspirin («a» por acetil, «spir» por la flor spiraea, siendo «in»
un sufijo que se utilizaba frecuentemente para los fármacos). A partir
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