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VOL. 71 (4), 873-904, 2005  LA INNOVACIÓN FARMACÉUTICA

bajadores españoles lo siguiente: «Ustedes tendrán que cambiar de
dirección. No podrán explotar nunca más la mano de obra barata,
porque ya no lo es. Si no desarrollan nuevos productos, y los incorpo-
ran después a sus procesos industriales, van a tener problemas. Van a
sufrir». Además de todo esto, es imprecindible el desarrollo de una
educación superior de calidad: «Para que un país desarrolle tecnolo-
gías complejas, necesita tener gente con capacidades complejas».

1.1. Inversión

    La estrategia de Lisboa marcó como objetivo elevar al 3% el
porcentaje del PIB a la inversión en I+D, pero en España esta inver-
sión se encuentra en torno al 1% del PIB. No puede sorprender a
nadie que en una evaluación reciente de indicadores de competitivi-
dad, nuestro país ocupe el puesto 38 del ranking internacional. La
cambiante política de precios de los medicamentos contribuye a que
la investigación farmacéutica en España se contemple con especial
preocupación.

1.2. Educación

    Mientras que Estados Unidos invierte un 2,3% de su PIB en edu-
cación superior, la media de toda la UE ronda el 1,3%. El último
informe académico de la Universidad Jiao Tong de Shanghai, que
evalúa la actividad académica e investigadora a partir de un conjun-
to de indicadores basados en la investigación y la actividad académi-
ca de cada facultad, la mejor universidad española se encuentra en
el puesto 170 dentro de las 500 mejores del mundo. Está más que
claro que, tanto los políticos como los profesores, deben reconocer
esta situación e intentar superarla.

1.3. Creatividad

    La ciencia española ha progresado mucho en los últimos veinte
años, ocupando el número 12 del ranking de naciones en cuanto a
la producción de artículos científicos de alto impacto, con un 2% del

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