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JULIO ÁLVAREZ-BUÍLLA  AN. R. ACAD. NAC. FARM.

        en Ivry-sur-Seine, y su primer descubrimiento fue el de la Stovaína (llamada
        así por la traducción al inglés del nombre de su autor) o amilocaína, un
        anestésico local de baja toxicidad. Este descubrimiento convenció en su día
        al Doctor Roux, Director del Instituto Pasteur, para encargarle la organiza-
        ción de un laboratorio de quimioterapia, del que Fourneau se convierte en
        director a partir de 1911. A partir de entonces, este laboratorio se va a
        convertir en un centro de referencia, con alumnos de todo el mundo venidos
        a investigar al lado de Fourneau y su equipo. Desde aquí, Fourneau pone a
        punto nuevos productos de forma regular, en 1921 descubre, con Levaditi,
        los Tréfouël y Navarro-Martin, el 190 F o stovarsol, activo contra la sífilis; el
        290 F, u orsanina, contra la enfermedad del sueño; el 309 F, o moranyl,
        activo frente a ciertas tripanosomiasis; la rhodoquina, antipalúdico de sínte-
        sis; con los Tréfouël y Nitti, descubre la actividad de las sulfonas frente a la
        lepra; con Bovet muestra la propiedades de los primeros antihistamínicos de
        síntesis, de los simpatolíticos y de algunos curarizantes. Con los Tréfouël,
        Bovet y Nitti, Fourneau, retoma en 1935 los trabajos de Domagk sobre la
        acción del prontosil, y contribuye decisivamente a la elucidación de la sul-
        fanilamida como metabolito activo del producto, permitiendo con ello el
        avance definitivo de la sulfamidoterapia. (http://www.pasteur.fr/infosci/biblio/
        bibliogr/fourneau.html#7)
(3) GIRAL, F. (1994): “La ciencia española en el exilio. El exilio de los científicos
        españoles (1939-1989)”. Barcelona, Anthropos.
(4) SÁNCHEZ RON, J. M. (1999): “Cincel, martillo y piedra: historia de la ciencia
        en España (siglos XIX y XX)”. Taurus Ediciones. Madrid.
(5) LÓPEZ-OCÓN CABRERA, L. (2003): “Breve historia de la ciencia española” Alian-
        za Editorial. Madrid.
(6) GONZÁLEZ TRIGO, G. (1947): “Contribución al estudio de los componentes de
        la naranja española”. Universidad Complutense.
(7) Datos del archivo del Departamento de Química Orgánica y Farmacéutica.
        Facultad de Farmacia. Universidad Complutense.
(8) Mi entrada en el Laboratorio de Química Orgánica, dado que yo era un
        hombre conocido por haber sido delegado “rebelde” en los años sesenta, le
        costó a Gregorio algún disgusto con alguno de sus colegas. Nunca me pre-
        guntó lo que pensaba, sino si me interesaba la química.
(9) WEBER, M. (1909): “La ciencia como profesión”, pág. 89. Espasa Calpe (1992).
        Cita de “Die lehrfreiheit der Universitäten”.

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