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MARÍA CASCALES ANGOSTO  AN. R. ACAD. NAC. FARM.

lacionada al trasplante y la disponibilidad limitada de donantes
apropiados, han restringido su aplicación. Como se conocen los
defectos genéticos que causan esta enfermedad y también que es una
patología que puede ser tratada por trasplante de médula, la CDG se
está considerando una enfermedad prometedora para la terapia gé-
nica somática con células madres dirigidas al sistema hematopoyé-
tico. Es un hecho reconocido que la actividad NADPH oxidasa puede
ser reconstituída por transferencia genética en líneas celulares hu-
manas y de médula CGD, cultivadas in vitro. Se han obtenido mo-
delos de CGD en ratones knockout y se han realizado estudios pre-
clínicos sobre estos animales, usando vectores retrovíricos, que han
demostrado la reconstitución de la funcionalidad de los neutrófilos
normales y un aumento en la resistencia a patógenos tales como
Aspergillus fumigatus, Burkholderia cepacia y Staphylococcus aureus
[25, 26].

              EXCESO DE ACTIVIDAD NADPH OXIDASA

    La hiperactividad de la NADPH oxidasa conlleva una exagerada
producción de oxidantes, que puede causar un considerable daño
tisular. Este daño incluye: deterioro funcional de los linfocitos T,
citotoxicidad frente a células endoteliales, lesión directa al DNA de
células cercanas y metabolismo oxidativo de agentes químicos, que
van a generar compuestos citotóxicos, genotóxicos e inmunogénicos.
La hiperactividad NADPH oxidásica fagocítica supone, por tanto, un
mecanismo fisiopatológico que se encuentra presente en una gran
variedad de estados inflamatorios agudos y crónicos (sepsis bacteria-
na, síndrome de angustia respiratoria en el adulto, enfermedad in-
flamatoria intestinal, enfermedades reumáticas y vasculitis de dife-
rentes orígenes).

    Se han realizado numerosos intentos para modificar las reaccio-
nes inflamatorias, bien con enzimas que metabolicen las ROS (supe-
róxido dismutasa y catalasa) o con agentes atrapadores de dichas
especies, manitol, dimetil sulfóxido, N-acetilcisteína, etc), pero han
sido solo parcialmente efectivos in vitro y en ciertos modelos expe-
rimentales de inflamación in vivo, y han fracasado como fármacos
clínicamente útiles. Sería necesario disponer de inhibidores potentes

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