Page 150 - 66_04
P. 150

M. ORTEGA MATA  ANAL. REAL ACAD. FARM.

        En 1983 se había alcanzado una inscripción de más de 6.000
estudiantes, que a lo largo de los últimos cinco años han trabajado en
paz y con fruto, ganando muchos de ellos los primeros puestos en
oposiciones y concursos a los diferentes estamentos del Estado”.

        En la obra del Prof. Martel, puede leerse un gran número de sus
intervenciones en diferentes actos académicos, y entre ellos he encontrado
la correspondiente a la toma de posesión como Catedrático de Fisiología
Animal, del recientemente fallecido Prof. D. Ángel Navarro, Académico
Correspondiente de esta Real Academia, y al que quiero dedicarle, con
esta referencia, mi más emocionado recuerdo.

        Sus palabras en dicho acto se iniciaban así: “Recibimos hoy en el
seno de nuestra Universidad y le damos posesión de su cargo al Prof. Dr.
Ángel Navarro Ruiz, primer Catedrático de Fisiología Animal de su
Claustro, en esta segunda etapa de la vida de la misma, y a través de la
querida Facultad de Farmacia.”.

        A continuación se extiende en una documentada disertación sobre
los avances en la investigación tanto en lo referente a la Fisiología como a
la Farmacología.

        Es de resaltar los términos en que se refiere a “la querida Facultad
de Farmacia”, sentimiento refrendado por los hechos, y de los que, como
Decano de dicha Facultad puedo dar fe, a la vez que puedo afirmar de la
reciprocidad de sentimiento de la Facultad a su Rector.

        Al término de la obra, encuentro un capítulo que titula, “A mis
compañeros” en el que da testimonio de su fe cristiana, y creo que es el
mejor homenaje a su memoria reproducirlo en un acto como el que
estamos celebrando. Estas son sus palabras: “Al final de la mencionada y
postrera lectura, he llegado a extraer dos conclusiones esenciales, como
si fueran dos frutos alcanzados de inestimable valor.

        La primera ha sido el considerar con plena convicción el hecho
patente, ya sabido e incuestionable, de que es la Divina Providencia la
que, de modo misterioso pero evidente ha conducido mi vida por los
caminos trazados según los designios inescrutables de Dios. Todo ha
seguido la ruta que el Señor tenía previsto, y reconozco que mis intentos
de “previsión de futuro” han quedado muchas veces como vanos

22
   145   146   147   148   149   150   151   152   153   154   155