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SEGUNDO JIMÉNEZ GÓMEZ ANAL. REAL ACAD. FARM.
porciona una disponibilidad media de 2795 m3/persona y año; pero no se
puede olvidar que lo disponible no es lo consumible, puesto que hay que
atender al caudal ecológico, de cuya conservación depende la sostenibili-
dad del sistema global.
Merece la pena, antes de seguir adelante, comentar algo sobre el
caudal ecológico. Como tal se entiende el caudal mínimo que es necesa-
rio mantener en los cauces para garantizar la biocenosis y la conservación
del Medio Natural, o dicho de manera más breve: es el caudal necesario
para mantener la vida, en su más amplia concepción. Tan importante es,
que en España, algunas Confederaciones Hidrográficas lo consideran
prioritario, después del abastecimiento de la población. Esta prioridad es
comprensible desde la perspectiva de la opinión pública. Pero si el caudal
ecológico tiene la suprema función de garantizar la conservación del Me-
dio Natural, ni siquiera el abastecimiento de la población puede ser con-
dicionante más allá de situaciones coyunturales, o meramente puntuales.
Una situación continuada de esta naturaleza no sería aceptable, pues su-
pone la incapacidad de los organismos responsables de garantizar el su-
ministro.
El problema del caudal ecológico, está en la falta de claridad para
definir el criterio que establezca su cuantía. Para los más exigentes, cual
es el caso del World Resources Institute (“Toward Sustainable Develop-
pement” Oxford U.P. 1992) el caudal ecológico debe de ser el 80% del
flujo de agua puesto en juego en el ciclo hidrológico; en este supuesto a
escala mundial sólo podrían utilizarse 9000 km3/ año, y la disponibilidad
media por persona para la población actual del Planeta sería de 1550 m3/
año. Para los menos conservadores, el caudal ecológico, puede disminuir-
se hasta el 50%, quedando otro tanto para los restantes consumos. En todo
caso, parece evidente, que el porcentaje ha de ser variable y el índice de
referencia se ha de modificar en función del área geográfica que se consi-
dere, de forma que en las zonas secas ha de ser más inflexible que en las
húmedas.
En toda la gestión del agua habría que partir de un axioma invio-
lable: El agua sólo será un recurso renovable si se protegen todos aque-
llos factores que contribuyen a mantener el ciclo hidrológico.
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