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en “Nature” la que puede ser una opción futura a la creación de órganos en el laboratorio, señalando que: «Nosotros estamos
ahora centrados en entender la regeneración celular usando los factores de reprogramación de Yamanaka directamente
dentro del organismo. Es una incógnita, nadie sabe cuánto se podría mejorar la regeneración natural de los tejidos y órganos
en mamíferos. Cuando se comprenda, se podrá manipular “in situ” y reactivar el proceso para favorecer la regeneración de
órganos. Pero aún estamos lejos de eso» afirmó. Manuel Serrano considera que los avances inmediatos que proporcionarán
la aplicación de la terapia celular en humanos vendrán de ensayos como el aprobado y realizados en Japón. «Algunos tipos
de trasplantes celulares (con células creadas in vitro a partir de las técnicas de reprogramación) tendrán éxito, por ejemplo
en el caso de la degeneración macular, o en enfermedades hepáticas donde el trasplante de células parece más efectivo».

    Todo ello dentro del campo de la ética, y en cuanto a los posibles recelos éticos que podrían generarse con trabajos como
el ideado por Juan Carlos Izpisúa, el investigador del CNIO señala que, sin conocer a fondo este trabajo, «el intentar
regenerar tejidos y órganos dentro de un cuerpo no me parece que plantee ningún problema ético. Hoy en día las células
pluripotentes se obtienen de una manera que no conlleva ningún problema ético, pues no se usan óvulos ni se generan
embriones». De la misma opinión es Carlos López Otín, Catedrático de Biología Molecular de la Universidad de Oviedo,
que señala que, «si se transmite la información adecuadamente, la reprogramación celular no plantea ninguna barrera ética
seria. Las formas de tratar se están sofisticando porque los problemas son complejos. Esta técnica no presenta tantas
cuestiones éticas como podría tener por ejemplo la transferencia nuclear, más conocida por clonación terapéutica». Este
investigador señala que junto con la reprogramación ideada por Yamanaka, la secuenciación completa de genomas del
cáncer o de enfermedades hereditarias, en la que su grupo ha logrado descubrimientos muy destacables sobre leucemia y
melanoma, constituyen los grandes avances en biomedicina de los últimos años. En cuanto a su aplicación clínica, «aunque
todo va más lento de lo que nos parece, esta tecnología es eminentemente transformadora y avanzará rápidamente, ya que en
la actualidad se empiezan a descubrir las causas genéticas de las enfermedades, y se pueden ofrecer consejos esperanzadores
a los pacientes sobre posibles medidas preventivas».
Bartolomé Ribas Ozonas
Académico Secretario RANF

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