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Cannabinoides…
estos
últimos
uno
de
los
fines
más
relevantes
(6,7).
En
la
medicina
tradicional
China
preparados
de
esta
planta
eran
empleados
para
el
tratamiento
de
la
malaria,
beri--beri
y
estreñimiento,
describiéndose
también
sus
posibles
efectos
psicoactivos,
denominados
como
“visiones
diabólicas”
(8).
Los
hindúes
la
empleaban
así
mismo
en
terapéutica
para
el
tratamiento
de
neuralgias,
convulsiones
infantiles,
calambres
y
para
algunas
cefaleas
como
las
migrañas.
No
fue
hasta
el
siglo
XIX
cuando
empezó
a
utilizarse
en
la
medicina
occidental
(6).
En
Inglaterra
y
en
Estados
Unidos
se
utilizaban
extractos
de
resina
de
cannabis
disuelta
en
etanol
(la
denominada
tintura
de
cannabis)
para
el
tratamiento
del
tétanos,
rabia,
cólera,
convulsiones
infantiles,
reumatismo
o
deliriums
tremens
(6,7).
Sin
embargo,
en
la
primera
mitad
del
siglo
XX
el
empleo
medicinal
del
cannabis
desapareció,
debido
sobre
todo
a
la
variabilidad
en
la
potencia
de
los
extractos,
a
la
impredecible
respuesta
individual
que
presentaba
y
a
la
aparición
en
terapéutica
de
alternativas
más
seguras
y
sin
los
efectos
adversos
psicoactivos
que
presenta
el
cannabis
(9).
Figura
1.--
Cannabis
sativa
Desde
principios
del
siglo
XX
hubo
numerosos
intentos
de
aislar
y
elucidar
estructuralmente
los
compuestos
activos
de
esta
planta.
En
1930
se
aisló
el
primer
cannabinoide,
el
CBD,
pero
su
estructura
no
fue
elucidada
hasta
1963.
En
cuanto
al
THC
no
fue
aislado
y
elucidado
hasta
1964
(6,9).
Actualmente
se
han
aislado
más
de
100
cannabinoides
(5,10)
destacando
además
de
los
citados
anteriormente
el
Cannabicromeno
(CBC),
Canabigerol
(CBG),
Cannabinol
(CBN),
?8--
tetrahidrocannabinol
(?8--THC),
Ácido
cannabicromenico
(CBCA),
Ácido
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