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J.
R.
Lacadena,
J.
A.
Esteban,
B.
de
Pascual
degradar
esfingomielina
por
la
célula,
utilizando
activadores
de
enzimas
alternativas.
Otro
ejemplo
importante
es
el
de
la
fibrosis
quística.
Esta
enfermedad
se
debe
a
mutaciones
en
un
canal
de
cloruro
que
se
encuentra
en
la
membrana
de
las
células
que
recubren
los
alveolos
pulmonares.
Cuando
este
canal
no
está
presente,
se
producen
alteraciones
osmóticas
en
estas
células
que
dan
lugar
a
una
secreción
excesiva
de
mucosidad.
Además
de
problemas
respiratorios
crónicos,
esta
condición
produce
graves
peligros
de
infección
pulmonar,
que
pueden
llegar
a
ser
mortales.
En
múltiples
casos
de
esta
enfermedad,
las
mutaciones
en
el
canal
de
cloruro
no
eliminan
completamente
la
proteína,
sino
que
producen
defectos
en
su
plegamiento
molecular,
lo
cual
provoca
su
retención
en
compartimentos
intracelulares.
El
plegamiento
de
proteínas
de
membrana
en
el
interior
de
la
célula
es
un
proceso
muy
complejo,
que
viene
asistido
por
múltiples
proteínas
conocidas
como
“chaperonas
moleculares”.
Por
tanto,
para
el
tratamiento
de
esta
enfermedad,
se
están
ensayando
distintas
aproximaciones
farmacológicas
que
mejoren
en
cierta
medida
el
plegamiento
molecular,
y
por
tanto,
conseguir
que
una
mayor
proporción
de
canales
mutados
lleguen
a
la
superficie
celular
y
lleven
allí
a
cabo
sus
labores
de
transporte
iónico.
Otros
casos
notables
son
las
enfermedades
debidas
a
acumulaciones
o
agregados
proteicos,
como
son
la
enfermedad
de
Alzheimer,
Huntington
o
Parkinson,
que
acaban
produciendo
la
muerte
neuronal.
En
estos
casos
se
están
ensayando
distintas
aproximaciones
para
“disolver”
estos
agregados,
con
la
esperanza
de
que
así
se
recupere
el
normal
funcionamiento
de
las
neuronas
afectadas.
Sin
embargo,
estas
estrategias
no
carecen
de
riesgos.
Por
ejemplo,
en
el
caso
de
la
enfermedad
de
Alzheimer,
los
agregados
son
conocidos
como
placas
de
amiloide,
y
están
producidas
por
la
agregación
extracelular
de
un
pequeño
péptido
(péptido
beta--amiloide)
debido
a
la
excesiva
secreción
por
parte
de
las
neuronas.
En
un
principio
se
consideró
que
el
principal
agente
patológico
eran
las
placas
de
amiloide,
y
por
tanto,
la
estrategia
consistía
en
su
disgregación.
Sin
embargo,
ahora
sabemos
que
el
agente
tóxico
fundamental
es
el
propio
péptido,
antes
de
formar
agregados.
Este
péptido
altera
el
correcto
funcionamiento
de
la
sinapsis,
dando
lugar
a
problemas
de
memoria
mucho
antes
del
comienzo
de
la
muerte
neuronal.
De
hecho,
se
ha
comprobado
en
modelos
animales
que
la
disolución
de
las
placas
de
amiloide
produce
la
movilización
de
grandes
cantidades
del
péptido
amiloide,
con
el
consiguiente
empeoramiento
de
la
función
cognitiva.
Sirva
esto
como
ejemplo
de
la
importancia
del
conocimiento
de
los
mecanismos
básicos
de
una
enfermedad
para
el
correcto
diseño
correcto
de
posibles
intervenciones
terapéuticas.
Por
tanto,
como
decía,
el
conocimiento
de
los
mecanismos
de
transporte
de
membrana
en
la
célula
ha
abierto
múltiples
avenidas
terapéuticas
para
el
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