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A.
M.
Pascual--Leone
1.
INTRODUCCIÓN
En
el
desarrollo
del
cerebro
se
tiene
que
establecer
la
estructura
neuronal
necesaria
para
poder
integrar
factores
ambientales
externos,
siempre
cambiantes,
con
las
respuestas
fisiológicas
necesarias
para
mantener
la
homeostasis
orgánica
(1).
En
una
situación
de
emergencia,
de
peligro
para
el
organismo,
bien
por
desequilibrios
internos;
por
variaciones
de
pH,
temperatura,
hambre,
sed
etc.
bien
por
factores
ambientales:
un
terremoto,
una
tempestad
o
un
depredador
que
viene
a
agredirnos,
el
organismo
tiene
que
habilitar
respuestas
fisiológicas
y
de
conducta,
a
través
del
cerebro,
con
fines
de
supervivencia
(2,3).
2.
INVESTIGACIONES
EN
EL
SIGLO
XX
La
primera
vez
que
se
habló
de
dichas
respuestas
se
debe
a
Hans
Selye,
en
1936
(4,5),
estableció
que
se
producía
lo
que
él
denominó
un
síndrome
general
de
adaptación
cuyo
principal
acontecimiento
era
la
salida
masiva
de
niveles
altos
de
glucocorticoides
a
plasma.
También
dijo
que
se
producía
una
disminución
del
timo,
una
hipertrofia
de
corteza
suprarrenal,
y
algunas
veces
úlcera
gástrica.
Todo
ello
estimuló
en
el
siglo
XX,
enormemente,
las
investigaciones
básicas
en
dicha
vertiente.
En
1968
(6),
se
descubrieron,
por
primera
vez,
los
receptores
nucleares
de
glucocorticoides
en
el
cerebro.
Se
encontraron
en
zonas
pertenecientes
al
sistema
límbico:
hipocampo,
septum
o
amígdala.
El
sistema
límbico,
que
fue
llamado
“cerebro
visceral”,
controla
las
emociones,
como
ustedes
saben.
Y
con
las
mismas
técnicas
utilizadas
para
los
receptores
de
glucocorticoides
se
descubrieron
los
receptores
de
las
hormonas
gonadales
en
hipotálamo
y
en
pituitaria
o
hipófisis.
Pronto
se
estableció
que
los
corticoides
modificaban,
en
determinadas
circunstancias,
estructuras
límbicas,
con
la
consiguiente
consecuencia
en
las
tareas
encomendadas
a
dichas
zonas
cerebrales.
Como,
por
ejemplo,
alteración
de
procesos
de
conocimiento
con
un
componente
espacial
y
almacenamiento
en
su
memoria,
en
el
caso
de
tratarse
del
hipocampo,
ya
que
esta
zona
cerebral
está
encargada
de
dichas
funciones
(7,8).
También
se
descubrió
que
efectivamente
ante
un
estado
de
estrés
se
activaba
el
axis
hipotálamo--
pituitaria
–adrenal
(axis
HPA).
Axis
que
funciona
como
muchos
axis
endocrinos
con
secreción
en
hipotálamo
de
hormonas
hipotalámicas.
En
este
caso
la
arginina
–vasopresina
(AVP)
y
la
corticotrofina
hipotalámica
CRH,
la
cual,
por
el
sistema
porta,
llega
a
la
hipófisis
y
estimula,
a
su
vez,
la
secreción
de
la
gran
molécula
proopiomelanocortina
(POMC),
que
por
proteólisis
dará
lugar
a
la
secreción
hipofisaria
corticotropina
o
ACTH.
En
este
axis
la
corticotrofina
hipofisaria
(ACTH)
activará
en
la
corteza
suprarrenal
la
secreción
de
los
70