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SESIÓN
NECROLÓGICA
Precisamente
fue
en
la
Industria
farmacéutica
a
la
que
Guillermo
dedicó
lo
mejor
de
su
profesionalidad,
al
organizar
y
dirigir
un
laboratorio
farmacéutico,
que
implica:
1. Una
extensa
formación,
para
atender
a
cuestiones,
tan
diversas
como
patentes,
costos,
situación
del
mercado,
eficiencia
y
gestión
de
la
producción,
las
muchas
y
variadas
relaciones
con
las
Compañías
de
Seguros,
con
los
proveedores,
con
la
Administración
especialmente
la
sanitaria
(recordemos
las
17
autonomías).
Además,
estar
al
tanto
de
la
evolución
epidemiológica
de
las
enfermedades,
de
la
que
depende
la
demanda
de
los
medicamentos,
y
a
los
resultados
de
ensayos,
vigilar
las
reacciones
adversas,
seguir
las
tendencias
terapéuticas,
y
un
largo
etc.
2. Sentido
de
responsabilidad
que
se
multiplica,
cuando
el
trabajo
industrial
incide
en
numerosas
personas
y
familias.
3. En
consecuencia,
requiere
una
intensa
dedicación.
Guillermo
no
es
que
aprovechara
el
tiempo,
es
que
lo
“estrujaba”,
era
trapero
del
mismo
como
se
autocalificaba
Marañón,
lo
que
le
permitía
atender
a
su
familia,
árbol
de
cuya
savia
se
nutre
la
sociedad,
y
dedicarse
a
otras
muchas
actividades,
y
especialmente
la
del
toxicólogo
español
en
ambientes
científicos
internacionales.
4. El
dirigir
una
Industria
farmacéutica
exige
ser
“fortiter
in
res”
y
al
mismo
tiempo
flexible,
para
adaptarse
a
los
cambios,
que
deben
otearse
permanentemente,
para
evitar
fallos
que
podrían
conducir
a
una
quiebra
en
el
desarrollo
del
Laboratorio.
Basta
un
simple
rumor
para
convertir
un
fármaco
exitoso
en
un
fracaso
empresarial.
Guillermo
sazonaba
todo
eso
con
su
alegría,
su
simpatía
y
su
generosidad.
Hace
muchos
años
en
este
salón
desarrollamos
unas
sesiones
sobre
“Iatrogenia”;
en
uno
de
los
coloquios
el
Dr.
Tena
quiso
saber
mi
opinión
sobre
la
“tarjeta
amarilla”,
quedando
claro
que
lo
único
que
yo
sabía
de
ella
era
su
color,
pero
lo
importante
fue
el
modo
como
Tena
cubrió
elegantemente
mi
ignorancia.
En
1950
Guillermo
fundó
y
dirigió
la
fábrica
de
productos
farmacéuticos
Morrith,
una
empresa
familiar
en
la
que
trabajaron
desde
sus
inicios
expertos
farmacéuticos
y
químicos
entre
ellos
sus
jóvenes
hijos.
La
característica
de
ser
familiar
presupone
que
se
trata
de
pequeñas
o
medianas
industrias,
pero
sobre
todo
le
confiere
un
entrañable
significado
de
cohesión,
basado
en
el
afecto
entre
sus
componentes,
dando
seguridad
a
la
sociedad.
Los
laboratorios
Morrith
se
instalaron
en
la
calle
Severo
Ochoa,
del
madrileño
barrio
de
Tres
Cantos
en
el
que
se
ubicaron
numerosas
industrias
“limpias”.
Morrith
elaboró
específicos
relevantes
en
numerosos
campos
terapéuticos,
como
los
antibióticos
Clamoxyl,
Augmentine,
Ciprofloxacino,
Carbamicetina
y
los
específicos
Espironolactona,
Eskocele,
Aciclovir,
el
anti--
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