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EDUARDO
COSTAS
Y
COL.
La
aclimatación
fisiológica
no
puede
explicar
la
adaptación
de
organismos
fitoplanctónicos
ni
a
contaminantes
antropogénicos
ni
a
ambientes
naturales
extremos
(en
los
que
a
menudo
proliferan
especies
de
fitoplancton).
Por
tanto
deben
existir
mecanismos
genéticos
que
expliquen
estas
adaptaciones.
En
realidad,
la
mayoría
de
los
organismos
fitoplanctónicos
(y
en
especial
especies
de
clorofíceas)
son
capaces
de
adaptarse
tanto
a
contaminantes
ambientales
de
origen
antropogénico
(Tabla
3)
como
a
ambientes
naturales
extremos
(Tabla
4)
mediante
un
sencillo
mecanismo
genético
de
adaptación:
la
aparición
de
mutantes
que
les
confieren
resistencia.
Sorprendentemente,
la
adaptación
a
estas
condiciones
adversas
que
superan
con
mucho
sus
límites
de
aclimatación
fisiológica
se
produce
casi
siempre
como
resultado
de
una
sola
mutación
que
afecta
a
un
solo
locus.
Además
estas
mutaciones
que
confieren
resistencia
siempre
aparecen
espontáneamente
por
azar
y
durante
la
fase
de
proliferación
anterior
a
que
los
organismos
se
vean
expuestos
al
agente
selectivo,
bien
sea
un
contaminante
antropogénico,
bien
un
agua
procedente
de
ambientes
extremos.
Dado
que
estos
raros
mutantes
que
confieren
resistencia
aparecen
espontáneamente
antes
de
la
exposición
al
agente
selectivo
(bien
sea
un
contaminante
antropogénico,
bien
sean
aguas
extremas)
a
tasas
del
orden
de
10--6
a
10--8
mutantes
por
división
celular
(Tabla
3;
Tabla
4),
el
siguiente
paso
es
averiguar
como
se
mantienen
en
las
poblaciones
de
estos
microorganismos
antes
de
la
exposición
al
agente
selectivo.
Comprobamos
que
en
ausencia
del
agente
selectivo,
estos
mutantes
resistentes
presentan
menor
eficiencia
fotosintética,
así
como
una
menor
tasa
de
reproducción
que
los
genotipos
salvajes
sensibles.
Por
tanto
presentan
una
eficacia
biológica
menor,
lo
que
hace
que
en
ausencia
del
agente
selectivo
(esto
es
cuando
crecen
en
ambientes
“normales”
no
contaminados
ni
extremos)
sean
eliminados
más
pronto
o
más
tarde
por
efecto
de
la
selección
natural.
Sin
embargo
como
la
mutación
que
permite
aparecer
organismos
resistentes
es
recurrente,
en
las
poblaciones
de
organismos
fitoplanctónicos
se
producirá
un
equilibrio
entre
los
nuevos
mutantes
resistentes
que
están
apareciendo
recurrentemente
por
mutación
espontánea
y
los
mutantes
eliminados
continuamente
por
efecto
de
la
selección
natural.
Se
llega
así
a
un
equilibrio
en
las
poblaciones
de
organismos
fitoplanctónicos
en
el
que
podemos
encontrar
del
orden
de
un
mutante
resistente
aproximadamente
por
cada
millón
de
genotipos
salvajes
sensibles
(Tabla
3,
Tabla
4).
Recordemos
que
las
poblaciones
de
organismos
fitoplanctónicos
alcanzan
tamaños
ingentes.
Así
una
reserva
de
un
solo
individuo
resistente
por
cada
millón,
que
pudiera
parecer
muy
pequeña
en
una
población
por
ejemplo
de
un
mamífero
amenazado,
resulta
ser
una
cantidad
ingente
para
una
población
de
organismos
fitoplanctónicos.
Aparentemente,
la
simple
aparición
espontánea
de
mutantes
resistentes
y
su
mantenimiento
en
las
poblaciones
mediante
un
mecanismo
de
equilibrio
mutación--selección
parece
asegurar
que
el
fitoplancton
resistirá
sin
problemas
el
cambio
global
más
extremo.
Esto
parece
fuera
de
toda
duda,
pero
la
pregunta
fundamental
(al
menos
desde
nuestro
punto
de
vista)
es:
¿seguirá
siendo
la
bomba
biológica
del
fitoplancton
uno
de
los
principales
mecanismos
secuestradores
del
exceso
de
CO2
atmosférico
de
origen
antropogénico?
Existen
una
serie
de
indicios
preocupantes
que
hacen
pensar
que
la
eficacia
de
la
bomba
biológica
podría
disminuir
a
medida
que
varíen
las
condiciones
ambientales
debido
al
cambio
global:
hasta
la
fecha
las
docenas
de
organismos
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