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EL
PAPEL
DEL
FITOPLACTON…..
fitoplanctónicos
resistentes
de
distintos
grupos
funcionales
y
taxonómicos
que
obtuvimos
frente
a
decenas
de
contaminantes
ambientales,
incremento
de
acidez
o
temperaturas
elevadas
siempre
mostraron
un
rendimiento
cuántico
de
la
fotosíntesis
mucho
menor
que
los
genotipos
sensibles.
En
nuestros
estudios
más
recientes
estamos
analizando
la
adaptación
del
fitoplancton
a
un
incremento
conjunto
de
temperatura
y
de
eutrofización
(31).
En
trabajos
todavía
no
publicados
comprobamos
que
si
bien
el
fitoplancton
es
capaz
de
adaptarse
a
este
cambio
global
mediante
la
selección
de
nuevos
mutantes,
aparecen
una
serie
de
resultados
indeseables:
la
eficiencia
fotosintética
de
los
organismos
que
consiguen
adaptarse
disminuye
(especialmente
en
el
fitoplancton
oceánico)
y
entre
los
organismos
que
mejor
se
adaptan
a
este
cambio
están
los
dinoflagelados
formadores
de
las
mareas
rojas
(tan
dañinas
para
la
acuicultura
y
pesquerías)
y
las
cianobacterias
continentales
productoras
de
toxinas.
Estos
dos
indicios
experimentales,
por
un
lado
la
pérdida
de
eficacia
fotosintética
y
por
otro
la
mayor
facilidad
de
adaptación
en
organismos
“HABs”
(Harmful
Algal
Blooms),
pudieran
ser
la
explicación
de
dos
fenómenos
preocupantes
de
los
que
parecen
encontrarse
cada
vez
más
indicios:
una
ligera
pérdida
de
la
fotosíntesis
oceánica
total
y
un
gran
incremento
en
la
proliferación
de
mareas
rojas
y
proliferaciones
de
cianobacterias
tóxicas.
Recientemente
investigamos
si
existe
una
capacidad
diferencial
de
respuesta
de
los
distintos
grupos
funcionales
de
organismos
fitoplanctónicos
en
su
capacidad
de
adaptación
al
forzamiento
ambiental
inducido
por
el
hombre
(40).
Utilizamos
un
modelo
que
maximiza
la
presión
de
selección
y
la
aparición
de
mutantes.
Los
resultados
son
relevantes:
el
fitoplancton
oceánico
presenta
una
capacidad
de
adaptación
muy
pequeña,
seguido
por
el
fitoplancton
simbiótico
de
corales.
En
cambio
el
fitoplancton
continental
y
costero
es
el
que
presenta
mayor
capacidad
de
adaptación.
Sin
embargo,
el
océano
abierto
ocupa
la
mayor
parte
de
la
superficie
del
planeta.
El
que
sus
habitantes
sean
los
que
presentan
menor
capacidad
de
adaptación
al
forzamiento
ambiental
antropogénico,
no
parece
ser
un
dato
halagüeño.
Por
el
momento
nos
encontramos
lejos
de
poder
dar
respuestas
seguras.
Así
las
palabras
de
Paul
Erlich
que
sirvieron
de
colofón
al
“Colloquium
on
the
Future
of
Evolution”
de
la
National
Academic
Science
USA
tienen
en
este
sentido
su
máxima
validez:
“More
investigation
is
needed
to
make
sound
predictions
about
the
future,
and
to
determine
actions
to
mitigate
the
biodiversity
crisis”
(3).
Si
no
somos
capaces,
podría
ser
que
la
ecuación
de
Drake1
resultara
cierta.
1 Frank Drake calculó en su famosa ecuación el posible número de civilizaciones tecnológicas
extraterrestres capaces de construir radiotelescopios que podría existir (tirando mucho por lo bajo). Su
número era tan elevado que los científicos del programa SETI (que buscan inteligencia extraterrestre
mediante radiotelescopios) se extrañaron de no encontrar ninguna. Entonces Drake introdujo un nuevo
término en su ecuación: desde el momento en que una especie construye un radiotelescopio apenas le
quedan unas décadas antes de que su influencia en el planeta la destruya. Ojalá se equivoque.
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