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RAFAEL LOZANO FERNÁNDEZ  AN. R. ACAD. NAC. FARM.

cida en España, hoy en día se imparte en todas las Facultades de
Farmacia de España y en muchas Facultades de Ciencias. Elaboró el
primer programa de esta asignatura, así como, los primeros apuntes
editados. Apuntes que hasta el final de su nombramiento como
Emérito siguió ampliando y perfeccionando.

    La gran capacidad docente de D. Antonio, queda reflejada en las
opiniones de los alumnos, los jueces más severos y estrictos que exis-
ten para un docente. Para ellos, las asignaturas que explicaba eran
unas “Marías” ya que casi no tenían que estudiarlas, pues bastaba con
asistir a clase, atender sus explicaciones y tomar los apuntes para po-
der aprobarlas.

    Yo no he podido asistir a las clases de D. Antonio. No me dejaba,
pues decía que le miraba tan fijamente (soy miope), que le ponía ner-
vioso, pero sí he asistido a diversas conferencias suyas y efectivamen-
te debo estar de acuerdo con las opiniones de los alumnos. A pesar
de la complejidad que tuviera el tema del que estuviera disertando, a
todo el público nos parecía que era algo facilísimo de comprender.

    Era una de las características de D. Antonio docente “Hacer com-
prensible y asequible todo aquello que explicaba, independiente de la
dificultad del tema”.

    Aunque ya hace muchos años que abandonó la Facultad, todavía
recordamos y añoramos, los miembros antiguos de la Cátedra (hoy
departamento), el café de las mañanas en el despacho situado enfren-
te a la Secretaría del mismo. Allí, mientras tomábamos café, charlá-
bamos sobre la Facultad, las asignaturas que impartíamos, la econo-
mía, la política y como no de la gastronomía. A D. Antonio, a pesar
de haber sido operado de estómago, seguía gustándole el buen comer
y cada vez que nos contaba lo que había comido o cenado el día an-
terior yo, que también había sido operado de estómago antes que él,
me preguntaba como lo podía aguantar.

    Desde que ingresó como alumno en la Facultad en 1939, al finali-
zar la guerra, no la abandonó, excepto mientras que realizó su servi-
cio militar, reincorporándose en 1946. Tras 49 años ininterrumpidos
como profesor en la Facultad de Farmacia, D. Antonio nos dejó dis-
cretamente al finalizar su emeritaje, impartiendo su última clase el 20
de mayo de 1994, a la que afortunadamente sí pude asistir y fui tes-

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