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REAL ACADEMIA NACIONAL DE FARMACIA  AN. R. ACAD. NAC. FARM.

b) Los dobletes. ¿Qué es lo que ocurre en inglés? Se puede
     decir que lo mismo que en español. Por ejemplo, cuentan con
     analgesic, la voz culta, y también con painkiller, la popular.
     Pero esta lengua tiene una peculiaridad muy específica, dado
     que el inglés no es una sola lengua. Son dos en una, desde
     que en 1066 Guillermo el Conquistador, partiendo de Nor-
     mandía, invadiera Inglaterra e impusiera el francés como
     lengua oficial. A consecuencia de este hecho, las cosas se
     pueden decir de dos maneras en inglés. Así, existe timid y
     shy, bring down prices y reduce prices, etc. Y lo mismo sucede
     en el lenguaje de la farmacia. De esta forma, surgen dobletes
     como over-the-counter drug y non-prescription drug, water
     tablets y diuretics, blood thinners y anticoagulants, injection y
     shot, etc.

c) Los anglicismos. Otro rasgo de este lenguaje es el elevado
     número de anglicismos. Los anglicismos suelen estar denos-
     tados, debido a su abuso, entendiendo por abuso el empleo
     innecesario o injustificado de una palabra anglosajona cuan-
     do lo que haría falta es buscar y cultivar la que tenemos en
     español. Un ejemplo claro sería la palabra sponsor, para lo
     cual tenemos una muy bella llamada: «patrocinador» o inclu-
     so «mecenas». Sin embargo, en su justa medida, los anglicis-
     mos pueden resultar atractivos por tres motivos: primero, la
     brevedad de las palabras de origen anglosajón; segundo, la
     precisión, ya que una vez acuñados, su significado queda
     fijado de forma permanente; y tercero, la nivelación lingüís-
     tica, que hace que se conviertan en términos aceptados en
     casi todas las lenguas de cultura. En mi opinión, el lenguaje
     de las ciencias de la Farmacia está incorporando de forma
     inteligente lo que se llaman anglicismos crudos, esto es, sin
     adaptar al español, como spray, marketing, screening, etc.
     Como afirma Christian Balliu (2000: 30-39), términos como
     randomization y screening se mueven con toda comodidad en
     el léxico de las ciencias de la salud y no son muchos los que
     utilizarían hoy «distribución aleatoria» por el primero, o
     «despistaje» por el segundo. También han entrado otros an-
     glicismos, no en su forma cruda, sino adaptándose a nuestras
     normas morfonológicas. Me refiero, por ejemplo, a blister y

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