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M. LADERO Y COLS. AN. R. ACAD. NAC. FARM.
Comunidades vegetales
Para la ordenación de las mismas, hemos creido conveniente
agruparlas en varios apartados en función de los distintos tipos de
vegetación.
A. VEGETACIÓN DE ROQUEDOS Y PEDREGALES
Comunidades rupícolas
Clase Adiantetea Br.-Bl. in Br.-Bl., Roussine & Nègre 1952.
DÍAZ GONZÁLEZ & FERNÁNDEZ PRIETO (22) definen las comunidades
incluidas en esta unidad sintaxonómica como: «comunidades vege-
tales esencialmente brío-pteridofititas, que colonizan cantiles, pare-
des y peñascos rezumantes de aguas carbonatadas que precipitan
sobre los restos orgánicos vegetales formando con frecuencia tobas
calcáreas». En la mayor parte de los casos la definición es correcta,
sin embargo, al visitar las cascadas de la Cimbarra y el Cimbarrillo
en el término municipal de Aldeaquemada (Jaén), pudimos compro-
bar como el culantrillo de pozo (Adiantum capillus-veneris L.) tapi-
zaba paredes verticales y extramuros de cuarcitas rezumantes en el
Arroyo de Martín Pérez. Se trata de una apretura tallada entre riscos
cuarcíticos, por cuyo fondo corre un hilo continuo de agua, incluso
en años secos. Este comportamiento ecológico respecto a la natura-
leza de la roca, ya ha sido denunciado por GARCÍA RÍO & BARRIOS
PÉREZ, en roquedos pizarrosos rezumantes de la hoz del Jándula,
término de Mestanza, cita recogida por MARTÍN BLANCO & CARRASCO
(10). Al carecer de un número suficiente de inventarios sobre este
tipo de rocas, la comunidad debe ser incluida en la alianza Adiantion
capilli-veneris Br.-Bl. ex Horvatic 1934.
Las Cascadas de la Cimbarra y del Cimbarrillo son sin duda lu-
gares singulares, donde se reúne toda la vegetación rupícola y saxí-
cola que luego hemos observado a lo largo del territorio. Considera-
mos que son espacios necesitados de ser declarado de interés
medioambiental, no sólo por la comunidad aquí comentada sino
porque en un espacio no superior a doscientos metros se encuentran
todos los endemismos marianenses.
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