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DAVID MARTÍN HERNÁNDEZ AN. R. ACAD. NAC. FARM.
En dicho sentido, tuvo ocasión de fomentar dicha vocación artís-
tica especialmente durante sus últimos años de vida, habiendo dona-
do dos importantes esmaltes al Museo de la Real Academia Nacional
de Farmacia.
También, en estos últimos años, dedicó parte de su tiempo a
escribir, tanto en prosa como en verso, ofreciendo con gran simpatía
versos a los miembros de su familia y a los aconteceres políticos y
sociales del momento.
Además de sus innumerables méritos científicos y académicos, el
Doctor Portolés siempre consideró que su gran obra fue su familia:
familia que construyó en compañía de su inseparable esposa Doña M.ª
Teresa. Juntos formaron una pareja muy bien compenetrada que ha
trasmitido a sus hijos y nietos, con gran cariño, principios y valores
humanos. Como Doctora en farmacia, Doña M.ª Teresa colaboró con
él en muchos de sus importantes trabajos y publicaciones.
Para terminar, quisiera recordar aquella sentencia de Confucio
que creo que resume ejemplarmente la vida del Doctor Don Antonio
Portolés:
¿Hay un precepto que puede guiar la acción de toda una vida?:
AMOR.
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