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VOL. 71 (4), 1017-1022, 2005 NECROLÓGICA DON ÁNGEL SANTOS RUIZ
8 de la mañana falleció. Era sábado, Miguel Ángel, su hijo, me llamó
minutos después para comunicarme la triste noticia. Nueve días
antes de su muerte asistió a la Academia por última vez.
No es necesario decir descanse en paz, porque Don Ángel en vida
había conseguido estar en paz con todos, por su grandeza de espí-
ritu, por su vida ejemplar e intachable y por su carácter bondadoso,
no exento de energía, siempre dispuesto al diálogo.
Voy a exponerles unas fotografías de Don Ángel, de las muchas
que poseo de algunos actos académicos a los que me he referido y
algunas otras de carácter familiar y festivo, que dan buena cuenta de
nuestro Don Ángel como académico y como ser humano y de su
carácter afable y optimista.
Señoras y señores, querida familia Santos Ruiz, amigas y amigos.
Hace ya seis meses que don Ángel se nos fue. A la tristeza angus-
tiosa de los momentos inmediatos a su muerte, ha seguido el dolor
resignado de su ausencia. Vienen a mi memoria palabras de Juan
Manuel Reol en un escrito dedicado a Don Ángel: «Hemos perdido
a un hombre bueno, a un hombre irreemplazable, pero hemos de
dar gracias a Dios por habernos permitido contarnos entre sus
amigos».
Yo tengo que decirles, y muchos de ustedes ya lo saben que Don
Ángel era para mí más que un maestro o un amigo, era un ser
entrañable. Este verano su esposa María del Carmen tuvo la aten-
ción de invitarme a pasar un fin de semana en su residencia de
Béjar, lugar donde siempre ha pasado los meses de verano toda la
familia. Me consideré enormemente afortunada de poder compartir
con ella y los suyos unos momentos inolvidables. Visitamos el pan-
teón donde descansan los restos de Don Ángel, rezamos en la iglesia
del Castañar, situada en lo alto de una colina rodeada de castaños
y disfrutamos de los paisajes maravillosos de aquella zona. En su
casa de Sánchez de Ocaña, 62, observé una fotografía. En ella, fecha-
da el 17 de junio de 2004, dos días antes de cumplir sus noventa y
dos años, aparecen Don Ángel y su esposa rodeados de sus hijos,
nietos y trece biznietos. En la fotografía de este año con quince
biznietos y dos que vienen de camino, Don Ángel ya no está. Este
verano hubiera cumplido noventa y tres años.
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