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MANUEL DOMÍNGUEZ CARMONA AN. R. ACAD. NAC. FARM.
ella, como lo prueba el que nos hayamos congregado esta tarde como
homenaje póstumo a los méritos científicos y académicos del Profe-
sor Jiménez, que nos permite además a exteriorizar la amistad que a
él nos unía. ¡Qué hermosa es la muerte que nos permite reconocer las
virtudes de los que nos han precedido en ella! El Profesor Jiménez
ingresó en nuestra Academia como Académico Correspondiente en
1974 y como tal cumplió fielmente con sus obligaciones. Quiero re-
cordar, nuevamente, para animar a los que la Academia admitió en su
seno y a los que aspiran a serlo como Académicos Correspondientes,
la importancia, la categoría y la dignidad del cargo de Académico Co-
rrespondiente, que son iguales a los de número, salvo para las menos
gratificantes tareas de dirección y de gestión. En 1991, el Profesor
Jiménez fue elegido Académico de Número después de una votación,
cuyo resultado, que creo insólito, fue el unánime aplauso de los Aca-
démicos. En el acto de su recepción el 5 de diciembre de 1991, que lo
hacía miembro del Instituto de España, leyó un enjundioso discurso
titulado: «Los residuos de origen vital, ¿problema o recurso?», en el
que hacía una exposición completa de lo que suponían los residuos
de origen agrícola y ganadero; desde ese momento volcó toda su ener-
gía, su sabiduría y su tiempo a la Academia, lo que cumplió con cre-
ces. Además de la contribución científica que el Profesor Jiménez
desarrollaba en la Academia en sus Conferencias, lecciones, Monogra-
fías y artículos publicados en los Anales, formó parte, debido a sus
dotes de dar siempre buen consejo, de numerosas comisiones y gru-
pos de trabajo de esta casa por lo que fue, además de Presidente de la
Comisión de Hacienda, miembro de la Directiva y de la Junta de Go-
bierno, y especialmente ostentando el cargo de Tesorero de la misma
en el que, como en todas las facetas de su vida, el Académico Tesore-
ro Doctor Jiménez desplegaba, aunque parezca mentira imaginación,
señorío, seriedad y tesón a la Tesorería. He sido testigo de las muchas
horas de trabajo y preocupación llevadas a cabo por el Doctor Jimé-
nez bajo las presidencias de los Doctores Cadórniga, Reol Tejada y
Rodríguez Villanueva, para lograr la eficacia y transparencia necesa-
ria en esa tarea.
Es evidente que Segundo ha sido el arquetipo de profesor perfec-
to, no sólo en la Universidad, en la Academia y en los demás ámbitos
en los que desarrolló su docencia. El Profesor Jiménez, auténtico
maestro, que es mucho más, con serlo mucho, que profesor, ejerció
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