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MARÍA TERESA MIRAS PORTUGAL  AN. R. ACAD. NAC. FARM.

    Los resultados derivados de la expresión de receptores olfativos
híbridos entre dos similares reservaban muchas sorpresas, en primer
lugar que el simple cambio de un aminoácido puede alterar el destino
glomerular del axón. En segundo lugar, parecía lógico esperar que los
cambios en los aminoácidos situados hacia fuera de la membrana
jugaran un papel predominante en el reconocimiento, pero fue justo lo
contrario, los aminoácidos críticos para el reconocimiento se encuen-
tran distribuidos a lo largo de la proteína y fundamentalmente en los
dominios transmembranares.

    Ya sabemos cómo llegan al glomérulo los axones y ahora nos plan-
teamos cómo viaja la señal eléctrica generada hasta el neocortex.

Desde el bulbo olfativo al neocortex: la memoria olfativa

    Cuando estimulamos las neuronas olfativas con sustancias oloro-
sas podemos examinar las respuestas que se producen en todo el
cerebro mediante las técnicas de obtención de imágenes por reso-
nancia magnética funcional (fMRI). El principio bioquímico funcio-
nal reside en que las zonas más activas tienen mayor flujo de sangre
para que funcionen los tejidos y el mayor consumo de oxígeno re-
dunda en una mayor proporción de oxihemoglobina. El hierro de la
deoxihemoglobina, al tener dos electrones desapareados, funciona
como un fuerte imán, lo que no ocurre en la oxihemoglobina. Las
técnicas de resonancia magnética nuclear permiten diferenciar estas
dos formas a través de su interacción con los protones de la molé-
cula de agua y relacionarlas con el consumo de oxígeno y por lo
tanto la actividad cerebral.

    Imágenes obtenidas en voluntarios mediante esta técnica no in-
vasiva han permitido conocer las regiones cerebrales en que se pro-
cesa la señal olfativa, que implica tanto el cortex olfativo primario,
como de modo secundario áreas de la corteza frontal y del hipocam-
po. Esta llegada al cortex implica un largo viaje desde el bulbo ol-
fativo que aquí veremos de modo somero.

    La primera etapa del viaje al cortex se inicia en el bulbo olfativo,
que también puede denominarse olfatorio, pues así lo denomina
Cajal, aunque actualmente es una denominación menos usada. El

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