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VOL. 71 (1), 15-43, 2005  RECEPTORES OLFATIVOS: EL PERFUME DEL ÉXITO

nervios olfatorios con anosmia en un individuo en quien existía una
atrofia congénita de los testículos y miembro viril, publicado en
Siglo Médico, 131, 211. Hoy día se conoce que el hipogonadismo se
debe a que las neuronas que liberan la hormona liberadora de gona-
dotropina (GnRH), no forman sus axones correctamente. Pues bien,
sucede lo mismo en la formación de ramas colaterales en los axones
de las células mitrales que forman el tracto olfatorio, lo que origina
anosmia. La anomalía genética que cursa con estos déficits está
ligada al cromosoma X y se conoce como síndrome de Kallman. Este
gen codifica una proteína a la que se denominó anosmina-1 y hoy
día se conoce que su función es promover el crecimiento fundamen-
talmente de los axones del tracto olfatorio y la formación de ramas
colaterales que establezcan las conexiones una vez que llegan al
cortex. En ausencia de este gen, o en animales con el gen bloqueado,
el bulbo olfativo se atrofia y desaparece el camino al cortex. La
importancia de este descubrimiento es que la anosmina-1 es el primer
factor de crecimiento, o quimio-atractante que se conoce que es capaz
de producir la arborización del axón para formar las conexiones en
su lugar de destino, en este caso el cortex olfativo (Soussi-Yanicostas
et al., 2002).

    Tenemos los axones del tracto olfatorio que pueden conectar con
la corteza olfativa conocida como cortex piriforme y la corteza en-
torrinal lateral, desde esta última pueden ir al hipocampo, paso esen-
cial en la consolidación de la memoria a largo plazo y también al
cortex frontal donde tendremos las áreas de asociación y donde
realmente podremos evocar las sensaciones olfativas conscientes que
sean más entrañables o repulsivas en nuestra vida.

    En contraposición, las vías que salen del órgano vomeronasal,
donde están los receptores de feromonas, no llegan al cortex pirifor-
me, sino a la amígdala, y de ahí alguna vez al cortex frontal. Por este
motivo «no olemos» las feromonas, pero pueden activar todas las
vías de agresividad y defensa (Dulac and Axel, 1995, 1998). Esta es
otra historia, la de la nariz sexual, conocida también como olfato
inconsciente, y que sin duda será tan apasionante como la del olfato
consciente.

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